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Instituto de la Vera-Cruz, Guadalajara, Jal. México

“BUSCAR EL ROSTRO DE JESÚS”

Comparto con ustedes mi experiencia en el Servicio Social, y no quiero iniciar sin expresar como se ha ido transformando mi sentir ante esta encomienda. En un principio estaba nerviosa y un poco presionada cuestionándome: “¿Yo? ¡No puede ser! No puedo.” Sin embargo al ir reflexionando sobre lo que tengo que compartir, me fui dando cuenta que se iba transformando el nervio por satisfacción, la presión por alegría y muchos otros sentimientos positivos, al evocar en mi pensamiento, mi experiencia en la Casa Hogar Cabañas.

Iniciamos nuestro trabajo a las cuatro de la tarde, no sin antes experimentar tedio y cansancio del día a día, previo a pasar por una gran puerta de madera de la Casa Hogar. Esta sensación se va convirtiendo en alegría y ansias por llegar a abrazar a todos los niños con los que trabajamos.

Convivimos con niños desde los 3 hasta los 9 años de edad. Algunos son niños con necesidades especiales, algunos niños felices y agradecidos y otros frustrados o enojados por situaciones familiares.

Nuestras alumnas de Preparatoria acompañan a los niños una vez por semana, rodeadas de juegos, pelotas, cubos para construir y mucha actitud de acompañamiento alegría, y disposición para platicar con los pequeños. En este servicio solo nos relacionamos con los varoncitos.

Siempre he sentido una gran pasión por servir y compartir con los niños y las alumnas. Y con el pasar de los años, mi compromiso y mi amor por tener el privilegio de servir sigue vivo y creciendo. En cada semana vivo una experiencia nueva, que me ayuda a irme renovando. Cada semana es un reto nuevo que pide oración, empatía y comunicación para lograr la sonrisa de un niño que está triste, o conseguir que una alumna preocupada, logre situarse en el momento y apropiarse de su papel.

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Hacia el final de nuestra jornada, nos reunimos, comentamos sobre nuestra experiencia y lo que hemos aprendido, reflexionamos un pasaje de la Biblia, una oración o una experiencia personal que alimente nuestros corazones y lo relacionamos con todo lo vivido en nuestro espacio.

Nuestros objetivos son buscar el rostro de Jesús en cada uno de los niños para que Él siempre nos acompañe en cada actividad que realizamos. Siempre estamos en búsqueda de un aprendizaje a través de la convivencia con los niños y que esta experiencia, deje huella en cada una de nosotras. No es fácil. Porque al terminar las dos horas, regresamos a lo cotidiano, sin embargo la constancia, la búsqueda y el compromiso hace que al final de los tres años de Preparatoria cada una de las chicas experimente un cambio, que las invita a no perder su capacidad de servir y aprender de sus vivencias, a no perder la mirada que nos invita a no ser ajenas a las necesidades de las demás personas y, como nos dice la Beata Margarita “Que todo importe a todas”.

Lea Thorbourne
Asesora de Servicio Social