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Colomba, Guatemala

“EL EFECTO DE TENER MISERICORDIA”

“¿Cuál es el efecto que puede tener
la misericordia en la juventud?”

Quizá para algunas personas sea fácil dar una respuesta rápida, y decir todo lo que debería ser y hacer la juventud en la que pocas creen pero de la que todas esperan. Quizá para otras sea un poco más complicado porque ya no esperan nada. Quizá muchas, en su mayoría jóvenes estén en la búsqueda experimentando mientras viven, enamorándose de alguien o queriendo encontrar a la persona indicada para hacerlo. Otras quizá ya no se centran en los efectos que puede tener, sino que la viven sin apenas darse cuenta: solidarizándose, apoyando a quien lo necesita, acompañando a las amigas y amigos cuando muere algún familiar. Quizá algunas están sólo haciendo lo de siempre, esperando que todo pase rápido y que no duela. Sin embargo, lo verdaderamente importante de la vida se siente, duele y no se borra fácilmente.

Entonces ¿quién puede responder? Pienso que su efecto se nota cuando asimilamos primeramente que Dios nos ha creado para ser felices y nos ha enviado a su Hijo para mostrarnos el camino de la “Alegre Misericordia”. Un camino que no siempre es fácil y que por donde quiera que lo veamos toca las fibras de nuestra humanidad.

El 17 de abril tuvimos un Encuentro Juvenil en el que reflexionamos sobre este tema, cada grupo llegó preparado con una dramatización sobre la “Misericordia”. Ha sido muy interesante la actualización de las parábolas y escenarios donde se nos invita a vivir la misericordia. En todo lo que reflexionamos, fuimos descubriendo que el efecto más importante es dejar que Jesús ocupe el centro de nuestra vida para que poco a poco, se vaya transformando nuestra manera de ser, vivir y estar en el mundo. Pues cuando Jesús ocupa el centro, nuestras relaciones fluyen con libertad. Él nos hace sentir la pertenencia a un Todo Mayor que trasciende cualquier limitación humana de odio, ambición, infidelidad, vicios, falta de perdón, etc., permitiéndonos así que lleguemos a amar no sólo a quienes nos aman, sino amar también a quienes nos juzgan. La misericordia cuando es verdadera no se enfoca en lo malo del pasado, sino que acoge y redime la paradoja que habita nuestro ser seres humanos.
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Experimentar su efecto es dejarnos llevar por el Espíritu del Resucitado que llena la vida de quienes por fe le seguimos. Es su Espíritu que fluye desde el origen de la vida, como el aire que entra y sale de nuestros pulmones todo el tiempo y no nos damos cuenta, aun cuando es lo que nos mantiene vivas. Su Espíritu es el que hace que fluyan las ganas de vivir y anima cada día como si fuese el primero, porque todos los días nos renueva para nacer de nuevo, para darle a conocer al mundo, desde nuestra juventud, que otra manera de vivir es posible, que como jóvenes sabemos perdonar, respetar y valorar lo que cada persona es por muy diferente, rica o pobre que sea su capacidad, por muy diferente que sea su pensar o actuar.

En este encuentro descubrimos que en la diversidad está nuestra mayor riqueza, que la juventud es misericordiosamente diversa y abierta porque entiende con el corazón, que en toda persona vive el anhelo de ser libres, de ser centro y parte de un Todo que crea y misericordiosamente nos recrea para ser felices mientras transitamos por este mundo.

Nora A. Gómez Mares, MMB

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