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El Viejo, Nicaragua

“EL ENCANTO

DE ESTA MISIÓN”

 

Lo primero que tendría que decir es que la gente de Nicaragua es la culpable del encanto de esta Misión. No he estado en muchos lugares del mundo, pero sí que saben hacerte sentir especial. Desde los gritos por todos lados de… “adió’ Amor, qué va a llevar Amor”, hasta sus sinceros abrazos sin importar el tiempo que llevas de conocerles.

Me ha impactado la realidad laboral que existe, las jornadas de trabajo e incluso la violencia que sufren las mujeres en las trasnacionales. También la migración como un fenómeno muy complejo y todas sus repercusiones; al trabajar con el SJM (Servicio Jesuita para Migrantes) e impartir talleres para hijas e hijos de migrantes, resulta muy difícil enfrentar las consecuencias que experimentan las niñas y los niños que viven esta situación. Sin embargo, el estar de cerca con ellas y ellos, y ver la manera en la que se alegran al llegar a jugar o distraerse, siempre me motivará para acompañarles cada vez mejor.

Por otro lado, tuve la oportunidad de vivir quince días en el campo, en una comunidad llamada “Los Pocitos”. Es extraño, pero a pesar de la “pobreza” con la que se conoce que vive la gente del campo, yo vivía “riqueza”. Riqueza de cariño, abrazos, atenciones, riqueza de fe, de motivación para seguir adelante y luchar por sus familias. Es otro tipo de riqueza sin duda, y mucho más valiosa para mí.

 

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Me marcó mucho. Es un cariño muy especial y es otro mundo para mí en el que te das cuenta de cómo la naturaleza nos da todo lo que necesitamos. Al día siguiente que regresé a El Viejo, ya les extrañaba a todas y todos: sus abrazos, sus cantos, su cercanía y su inquietud porque yo (apenas una “aspirante” pero para ellas y ellos ya una hermana), les respondiera todas sus dudas de fe y religión, creyendo o confiando en lo que sabía. Sé que no lo sé todo, pero lo que más rescato de este momento es su confianza, que me impulsa a prepararme cada día más y ser consciente del impacto que pueden tener nuestras palabras y actitudes.

¿Por qué estoy aquí en Nicaragua? Porque he tomado la decisión de ser religiosa misionera con las Mercedarias Misioneras de Bérriz. Así que, como primer proceso, soy aspirante, que es la primera etapa de formación. Después de esta experiencia en esta hermosa tierra, me iré a Guatemala para seguir con otra etapa: el Postulantado.

Sin duda, Nicaragua ha dejado una huella en mi vida, en mi historia. La Comunidad MMB con la que vivo y me acompaña, las voluntarias de nuestro Colegio de Guadalajara en México, cada persona que he conocido ha marcado mi vocación, mi caminar… y me ha enseñado la importancia del diálogo y la cercanía. Doy gracias a Dios por la bendición de traerme a Nicaragua… Nicaragüita, para enseñarme y simplemente… para quererme.

 

Gloria Martínez