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Casa de Formación, Guatemala

“EXPERIENCIAS QUE MARCAN NUESTRO CAMINAR”

Durante esta Semana Santa, como comunidad MMB Cotió en la Capital de Guatemala, cada una tuvo una vivencia diferente… María José estuvo acompañando a las comunidades y hermanas de Soyatitán Chiapas, Ileana acompañó a la comunidad de Santa Anita la Unión y a las hermanas de Colomba Guatemala, Betcy estuvo en el departamento de Petén, en la comunidad Santa Rita y Carmen (la Güerita) se quedó en casa. Así que, cada una acompañó, gustó y vivió su experiencia de Dios Padre-Madre juntamente con cada hermana y hermano que hace vida el proyecto de Dios en diversas comunidades.

Quiero empezar diciendo “gracias”… por el regalo y la oportunidad de conocer, acompañar y vivir la Misión de Semana Santa en la comunidad de Julischin Ixchiguán San Marcos, (previo a vivir mi nueva experiencia de Misión en Perú). Ixchiguán es el municipio habitable más alto de Guatemala y de Centro América, eso significa que hace mucho frío. Ha sido una experiencia muy grata y llena de momentos, rostros, lugares y paisajes bellísimos que se convierten en un lenguaje de Dios hacia la humanidad.

En este momento justo de mi vivir, ha sido como ese nuevo aire de la Espíritu que me empuja a “salir”, a seguir creyendo y apostando en mi Proyecto de Vida como Mercedaria y Misionera.

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El itinerario de la experiencia fue acompañar a nuestras hermanas y hermanos en las diferentes celebraciones de cada día. Algo nuevo para mí fue el compartir la vivencia con dos formandas de la Congregación de la “Sagrada Familia”, Vilma (postulante) y María Vianney (novicia). Creo que fue una gran oportunidad para experimentar el paso de Dios en mi vida junto a ellas, visitando personas enfermas, dialogando con las diferentes familias a quienes visitamos y nos acogieron en su hogar, planificar el trabajo con Catequistas y el Coordinador, convivir con las y los jóvenes, responder a sus preguntas y sobre todo, dejarme asombrar y maravillar por todo el trabajo, el esfuerzo y la fe de la comunidad que se hace visible y palpable en un Dios que abraza, acoge e invita a todas las personas por igual.

Julischin ha quedado en mis caminos recorridos, en las experiencias que han marcado mi vida e intensamente, también ha quedado en mi corazón, como aquella “bendita tierra” que me ha regado semillas de crecimiento y de enamoramiento al proyecto de Jesús de Nazaret, a quien pido, me siga invitando siempre.

Mayra Castro Ajanel, Novicia MMB

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