NOTICIAS

Casa de Formación, Guatemala

“LO QUE ES VIVIR CONTIGO, JESÚS”

Los encuentros vividos con las personas que hacen camino con nosotras Mercedarias Misioneras de Bérriz, hacen resonar aquella llamada que Jesús nos hace cuando deseamos y decidimos seguirle y conocerle: “Señor, dónde vives… vengan y lo verán” Jn 1,39.

Esta es mi experiencia vivida durante mes y medio en Colomba Costa Cuca, Quetzaltenango, en compañía de mis hermanas Micaela, Nila y Liliam. Ha sido una gran oportunidad y un gran regalo en el que la invitación diaria de Jesús fue: ven para que sigas apreciando lo que es vivir conmigo. Su presencia y su esencia se me fueron manifestando en la cotidianidad de la vida y de la fe de las personas y comunidades.

La primera fue, el hecho de apoyar en la clínica Santa María de la Merced que las hermanas y el personal lleva con tanta entrega, amor y responsabilidad para que las personas de las comunidades campesinas puedan tener la posibilidad de atender su salud a un costo cómodo a sus bolsillos. En la clínica se cuenta con exámenes de laboratorio, atención médica y atención natural. En la atención natural fue en donde más apoye. Fui sorprendiéndome y aprendiendo mucho sobre la riqueza de las plantas medicinales que nos ofrece nuestra madre naturaleza para nuestra propia salud y, también, cómo nuestra energía corporal, espiritual y mental pueden ir obteniendo gran conexión para hacer un proceso de recuperación satisfactorio. Es admirable el trabajo que hacen Doña Laura y Doña Elsa para atender cuidadosamente a las personas que, incluso, han llegado casi moribundas y ellas los han levantado a base de plantas medicinales, una dieta saludable y una buena disciplina en los tratamientos. ¡Gracias por esos grandes aprendizajes!

Otro modo en el que Jesús me dijo: “Aquí estoy”, fue la experiencia vivida con Macaria, una mujer maya que a sus 46 años, con sus grandes esfuerzos y deseos de aprender, está estudiando su 5to. Bachillerato en el programa IGER (Instituto Guatemalteco de Educación Radial). Le estuve apoyando en reforzar algunas clases en las que se le presentaba dificultad. Ella tiene distintos trabajos, apoya a su comunidad y atiende los trabajos del campo que tienen con su familia. En medio del cansancio, de todo lo que tiene por hacer, no deja de mostrar su gran interés por sus estudios, ya que venía fielmente a la comunidad los días acordados para su reforzamiento. El aprendizaje fue mutuo porque en el compartir de su vida, me enseñó cómo cada pueblo vive la espiritualidad maya con tanta consciencia, respeto y conexión con todo lo que les rodea. Macaria, una mujer sencilla, con una vida llena de experiencias duras, alegres, y con un compromiso ante su querer dar y aprender.

Tuve la oportunidad también, de vivir una semana con una familia en una de las comunidades de Colomba, Santa Eulalia. No me quedó la menor duda de la vida dura que se vive en el campo pero también del ambiente saludable que se puede respirar en las montañas. Realmente fue vivir con ellos, comer-cocinar con ellos, trabajar con ellos, caminar con ellos, cansarme con ellos y sudar con ellos las largas horas para llegar al trabajo y luego regresar a casa. Estas familias cultivan el café, un trabajo que lleva un largo y trabajoso proceso; y de no ser por esta experiencia, no sabría cuánto valor, entrega, esfuerzo, cansancio, dolor, mojadas por las lluvias y amor hay dentro de una taza de café. Además de un salario avaro e injusto que les pagan por su día de trabajo especialmente a las mujeres. Esta es una realidad que poco se conoce por quienes vivimos en la ciudad.

img-colegio_01

img-colegio_01

Quedé sobrecogida con esta experiencia, además, porque ellos, en la comunidad se comparten solidariamente de lo que cosechan: bananos, plátanos, güisquiles, yuca, malanga, hierba mora, maíz, etc. y es así como van viviendo o sobreviviendo diariamente. Por otro lado, sin lugar a duda, esta su compromiso como personas cristianas. Por las tardes-noches se reúnen para compartir la fe, a visitar a quienes se están alejando de la Iglesia y a visitar a las personas enfermas, todo esto con una Celebración de la Palabra y/o una oración especial. Un trabajo admirable en la que solo se puede sentí y pensar: “Jesús está entre nosotras/os, él vive hoy, y su espíritu a todas/os da”. Así es, presencias y experiencias significativas llenas de sentido y llenas de fe que retroalimentan el propio espíritu misionero.

El encuentro con el grupo de JUMMER (Juventud Misionera Mercedaria) sigue siendo motivo para observar cómo la creatividad de la vida y de la fe van interconectados. Que, en lo sencillo, en los esfuerzos, en su manera de organizarse, de reflexionar, de animarse y de hacer grupo les orienta su propia vida.

Finalmente, la convivencia comunitaria con mis hermanas Micaela, Nila y Liliam. Agradezco su apoyo, su manera de acompañarme y orientarme, su paciencia y las invitaciones diversas, así como el organizar las actividades para que mi experiencia fuera realmente un regalo de Dios, un encuentro con Jesús y su proyecto en la cotidianidad de la vida. Gracias, por su alegría, su entrega, su cercanía y su compromiso del cual aprendo y valoro mucho… ¡Gracias!

Es así como Dios-Vida me va preparando, recreando y reencantándome en la vida misionera… que ir y caminar con Jesús es desde las realidades concretas, para no decir que solo hemos visto, sino que también, decir que hemos visto, sentido, respirado, tocado y vivido.

Ana Noemi Chocón, MMB

img-colegio_01
img-colegio_01