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Guadalajara, Jalisco, México.

MI EXPERIENCIA EN EL SERVICIO SOCIAL.

No puedo definir lo que ha significado asistir a servicio social durante estos tres años, es difícil expresarlo a través de palabras y simples páginas. Mi servicio social ha dejado bastante en mi persona, desde el primer día me hizo abrir los ojos y salir de mi burbuja al vivir distintas realidades tan fuertes. Cada ciclo lo he vivido de manera distinta y me ha ayudado de manera paulatina a darme cuenta de muchas cosas en mi vida.

Comencé asistiendo mi primer año de preparatoria a “niñas ciegas”. Fue un servicio que me ayudó muchísimo a darme cuenta de la realidad que se vive tan cerca de nosotras y muchas veces no tomamos en cuenta. Me gustaba mucho asistir debido a que me motivaban y hacían darme cuenta que son personas normales que pueden hacer absolutamente todo, simplemente tienen una discapacidad. Al final de cada día me dejaban con una sensación de lucha, independencia y valorar mi salud.

Mi segundo año de preparatoria decidí meterme a “Bienaventurados” (casa hogar para niñ@s con parálisis cerebral) sin tener la mínima idea de la pureza, sinceridad y amor que me esperaba ahí dentro. Fue un cambio muy drástico debido a que fue muy diferente a mi primer año, las niñas ciegas hacían todo (incluso nos pedían que dejáramos que ellas fueran independientes y las ayudáramos únicamente en lo indispensable) y en cambio en Bienaventurados dependen de ti en todo momento, para todo. Sinceramente creí que me costaría más trabajo pero me ganaron todas aquellas miradas tan honestas llenas de alegría y cariño, en verdad nunca me había nacido dar tanto de mi persona por alguien. Fue mi primer choque de realidad y tuve mis primeras crisis ahí, sin embargo decidí verlo de una manera bonita y dejar que me llenaran mi corazón de alegría, tranquilidad y paz.

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Mi tercer año decidí asistir al mismo centro, a “Bienaventurados”. Los servicios más difíciles son los que al final te dejan más satisfacción y aprendizaje en la vida, es por eso que elegí inmediatamente este centro y agradezco muchísimo a Dios haberlo hecho. Fue de las mejores decisiones que pude haber tomado.

Mi acercamiento hacia l@s niñ@s y las distintas realidades siempre ha sido bueno, me considero una persona fácil de encajar con las demás personas y en verdad me gusta mucho ayudar y abrirme. Me encanta decir “sí” a nuevos retos que sé que me dejarán mucha experiencia y aprendizaje a lo largo de mi vida. En todos los centros supe adaptarme bastante bien y creo que lo pude ver a través de mis compañeras, de mis asesoras y claro, de los niños y niñas de cada centro.

Tengo muchas vivencias que significaron mucho para mí, las que más me marcaron fueron las siguientes. En mi primer día de Bienaventurados me tocó cambiar y darle de comer a Marichuy, jamás había hecho algo así, no sabía si la estaba lastimando e incluso si le agradaba mi presencia y persona. Le agradezco bastante porque con ella aprendí lo básico para poder colaborar con las demás. Al pedirle ayuda, me entendía y me hacía caso. A lo largo del tiempo me tocaban distintas personas debido a que nos vamos rotando para que así vivas a cada persona de un amanera diferente, cada vez lograba entender mejor a cada niñ@ y sentía que ell@s se abrían conmigo. Un día, me volvió a tocar Marichuy y no quiso comer, por lo que pensé que era mi culpa y no le estaba dando de una manera correcta (incluso escribí esto en mi cuadernito de reflexiones). Al verla la siguiente semana, la vi comiendo por sonda. Fue algo que me impresionó mucho y lloré bastante, pero concluí que cada segundo vale oro y no sabemos que pueda pasarnos el día de mañana, por lo que tenemos que vivir día con día, disfrutándolo al máximo y sobre todo siendo felices dando a l@s demás.

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Otras situaciones que significaron mucho, fue cuando presencié un ataque de ansiedad de un niño con autismo y tuve que ayudar a cambiarlo y claro, cuando murió Conchita. Aunque me llenaban de dolor y muchas lágrimas, me hacían aprender bastante y a sonreír una vez más. Además, las reflexiones de Lu significaron mucho para mí, siempre me dejaba pensando, analizando y agradeciendo. Esperaba a que fuera martes para ver a mis niños y escuchar las hermosas palabras de Lu. De cierta forma sientes a Dios presente en las personas que están ahí; cuando un niño me miraba, era con los ojos de Dios, cuando me abrazaban, era un abrazo de mi mejor amigo y sobre todo cuando reían, era un agradecimiento sincero de parte de Él.

La persona que soy hasta el día de hoy se lo debo completamente a mi familia y a mi colegio. No sé cómo agradecerles tanto que han hecho por mí, ambos me inculcan día con día sus valores tan bellos que no pude haber aprendido sola. El Vera siempre te enseña a llevar la verdad y a ser tanto humilde como sencilla en todo momento, en cada actividad, acción y decisión que hagas y tomes. Me encanta la forma en la que nos forman para llegar a ser grandes mujeres que trascienden realmente, además de forjarnos un corazón cada vez más grande. Me duele mucho dejar el Vera y mi servicio, se me pasaron volando los días y fui realmente feliz durante mis quince años en el colegio.

Aprendí muchísimas cosas y más en mi preparatoria. Cada día en el colegio y en mi servicio me ayudó a crecer, a saber valorar, amar, cuidar y sobre todo a madurar y ver las cosas desde otras perspectivas. Me dejaron aprendizajes que ni sé cómo describirlos pero sé que estarán dentro de mí a lo largo de mi vida. Me ayudaron a darme cuenta de lo que me gusta hacer y de la persona que me gusta ser, salgo plena porque ya descubrí quien soy verdaderamente. Creo que logré aprender más de las personas que me rodearon a lo largo de estos años, cada persona llega a tu vida con un propósito y en el momento indicado.

Mi compromiso que me llevo del Vera al cerrar esta etapa es grande, muy grande. Me dejan con el propósito de ahora yo enseñarle a l@s demás todo lo que me enseñaron a mí. Me comprometo a siempre ver y recordar de dónde vengo, mis principios que me ayudaron a descubrirme como persona, también me comprometo a agradecer en todo momento a Dios porque soy una mujer muy afortunada, a siempre abrir mi corazón a la gente, a ser humilde y sencilla, a valorar la vida en todo momento y ver lo valioso de cada ser humano. Y sobre todo me comprometo a siempre llevar la verdad, a jamás decir mentiras y ser transparente con todo lo que hago.

No sé ni cómo darle las gracias al Vera por tanto, sólo me queda el agradecer desde el fondo de mi corazón en todo momento por todo lo hermoso que viví estos años en mi segunda casa. Jamás me arrepentiré de las decisiones que tomé, todo siempre tiene un porque y una razón, y al final me doy cuenta de éstas. La verdad es que salgo muy contenta, emocionada y plena por lo que sigue.

Duele mucho cerrar esta puerta para comenzar a abrir otra que estoy segura que será también única y hermosa. Cierro esta etapa de una manera muy bonita, llena de risas y experiencias inolvidables. Gracias Vera por tanto.

-Mariana López Ulloa.

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