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Soyatitán, Chiapas

“SENTIRNOS AGRADECIDAS POR LA VIDA”

Justo ayer cumplimos un mes y medio viviendo esta experiencia de voluntariado en Chiapas, México. Sin duda alguna, ha sido una montaña rusa de emociones, en donde cada día nos enfrentamos a realidades distintas que nos hacen darnos cuenta de que hay mucho, muchísimo, que no conocemos y que no nos imaginábamos encontrar.

Se cumple un mes y medio de nuestra llegada a Soyatitán, pero se cumplen 4 semanas de trabajo en la comunidad de Laguna Verde. Esta comunidad se encuentra escondida dentro de caminos que se recorren entre selvas, bosques, ojos de agua y metros y metros de caña. Pareciera que es una comunidad perdida, pero ahí se encuentran un mundo de historias, de experiencias, de esperanzas e ilusiones.

Nuestra misión ha sido muy compleja, porque requiere mucha atención y mucha profundidad en la vida de esta comunidad. Día a día, vamos descubriendo necesidades de estas personas para así, idear actividades que les ayuden en esas necesidades.

Estas semanas hemos avanzado mucho, hemos regularizado a algunas/os niñas/os en sus niveles educativos, ayudándoles a resolver sus dudas, ya que nos encontramos con un sistema de educación pública muy pobre, muy insuficiente. También hemos participado en el grupo de señoras que se reúnen todos los martes a leer la Palabra de Dios, reflexionamos con ellas sobre el papel de la mujer en el siglo XXI y sobre cómo pueden ayudarse como comunidad a alcanzar la justicia y la dignidad. Además, hemos empezado con ellas un pequeño grupo de cocina, para que aprendan algunas recetas básicas para cocinar en casa, lo primero que nos han pedido son los “chilaquiles”. Tienen que ser recetas sencillas y económicas, ya que en la mayoría de las casas sólo se cuenta con un simple fogón, y los ingredientes muchas veces no se encuentran ahí con tanta facilidad.

Con las niñas y los niños hemos empezado un grupo de Catequesis todos los miércoles, ellas/os siempre están disponibles y ponen mucha atención para aprender lo que les tenemos preparado. Hemos compartido temas como el amor de Cristo, la producción de los alimentos, la Creación, y, nuestro tema favorito: “La historia de la Orden de la Merced”. Cada semana les llevamos actividades diferentes para que aprendan poco a poco el significado tan lindo y amoroso que tiene el ser católicas/os.

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Un reto grande ha sido el formar un grupo de jóvenes, sin embargo, estamos satisfechas y sorprendidas de la constante asistencia de muchas y muchos de ellos. Trabajamos temas sobre el valor de sí mismas/os, qué pueden aportar a las demás personas, etc. Ya que mucho de lo que hace falta en Laguna Verde es el trabajo por las y los demás y, la esperanza en que puede haber un mejor mañana.

Otra parte muy enriquecedora y distinta, es que vivimos con una familia de personas campesinas durante los días de trabajo en Laguna Verde. Es una familia sumamente humilde, pero que nos comparte hasta lo último que tiene. Nos sentimos afortunadas y bendecidas porque en ellas y ellos hemos encontrado otra familia, y nos muestran cada día la esperanza que tienen, lo centradas/os que son, y toda la fe que llevan en sus corazones. Es una vida muy distinta, pero que estamos disfrutando muchísimo.

Así es que, hoy entendemos que cada semana iremos descubriendo necesidades distintas, que cada semana encontraremos personas valiosas y, tendremos la oportunidad de escuchar nuevas historias que nos harán sentirnos agradecidas por la vida tan buena que tenemos, y por la maravillosa oportunidad de estar aquí hoy, dando de lo que tenemos, para ayudar a llenar estos corazones que a veces necesitan de mucho amor y mucha compañía.

Ana Laura Castillo y Sofía Guemez
Voluntarias del Instituto de la Vera-Cruz

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