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Casa de Formación, Guatemala

“¡SER CATEQUISTA ES DARSE!”

Hoy quiero compartir que llevo 8 años siendo catequista. A los 15 años recibí una invitación para hacer equipo con una joven estudiante de psicología en el que formaríamos y guiaríamos un grupo de niñas adolescentes, era algo totalmente nuevo para mí, como principiante el reto era doble o triple; pues yo era una adolescente tratando de vivir mi vida. Inicié conociéndome y explorando mi propia experiencia, metas o búsquedas. Sin embargo, creo que lo mejor de todo fue lo que aprendí, incrementó mi hambre por buscar mi lugar en la humanidad y por ser siempre una persona original. Ahí, me di cuenta que quería lograr algo grande por mi familia y por mí. Despertó en mí un deseo de búsqueda por hacer la diferencia en mi ambiente, aunque aún faltaba que creciera y madurara.

La realidad con mi familia y mi comunidad me mantuvo siempre en el camino. Con el tiempo se volvió un compromiso para formarme, pues la meta era grande. Hace unos años atrás tuve la oportunidad de ser catequista de mi comunidad. Ha sido y sigue siendo un reto para mí “catequizar” a niñas/os, jóvenes y personas adultos.

Es obvio que es importante formarse y también es muy importante actualizarse siempre y, lo más importante, es relacionar el tema con la experiencia. Siento que no puedo dar nada sin pasarlo por mi mente y corazón.

Actualmente tengo a mi cargo un grupo pequeño de niñas/os que se preparan para recibir la Primera Comunión en mi comunidad. He tenido en cuenta que cada niña y niño, recuerda a esa persona… “su catequista”, porque impactó su vida, dejó una enseñanza para siempre. No pretendo quedarme en la vida de alguna/o de ellas/os, quiero que mis enseñanzas, que mis correcciones, que mi experiencia quede en ellas/os. Estoy conciente que soy una pequeña parte de su vida y tengo fe en que esa pequeña semilla crecerá y dará frutos abundantes porque Jesús nos da vida y Vida en abundancia.

Les he enseñado que se puede creer desde la experiencia misma, que solo se puede ser libre con responsabilidad, que solo se puede amar si te dejas amar con respeto y, que ser feliz es su destino.

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Me gusta enseñar para toda la vida y por eso, me he metido en la realidad de cada niña/o, no con el objetivo de juzgar, sino con el objetivo de enseñar. Estoy agradecida por la disponibilidad que he encontrado en cada una/o de ella/os aunque hay momentos difíciles, pero ninguno es suficiente cuando se tiene la convicción de lo que se hace… ¡Una catequista para la vida!
nvitación quedó abierta y la semilla se lanzó con la esperanza de que germine nueva vida y Vida en abundancia.

María Eugenia López
Pastoral Juvenil, Guatemala

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