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Instituto de la Vera-Cruz, Guadalajara, Jal. México

“UN MISMO CORAZÓNCOMUNITARIOY MISIONERO”

“Misa y bendición de envío
a las comunidades”

Como cada año, desde hace 21 años, un grupo de jóvenes de JUMMER- Juventud Misionera Mercedaria del Instituto de la Vera-Cruz en Guadalajara, decidió dar un “sí” al llamado de Dios para vivir una experiencia de Misiones de Semana Santa.

Año con año, se realiza una misa antes de las misiones y esta es la apertura para el comienzo de una increíble semana, la Semana Santa. La misa de “Envío” toma significado de preparación para vivir la Semana Santa junto a personas desconocidas que al final se vuelven tu familia. Confirmas tu fe, tu solidaridad, tu empatía y te acerca a Dios acompañándole en su pasión, muerte y resurrección.

La cruz que recibes en esta misa es símbolo de que Dios te acompaña siempre y que nunca te va dejar sola/o. Esa cruz con el escudo mercedario, nos invita a vivir desde el Carisma Mercedario la entrega a todas las personas con quienes compartiremos esta experiencia. El llevar la misma playera para mí, significa la igualdad entre todas y todos, que somos capaces de ayudar y entregarnos.

Las ofrendas son símbolo de las experiencias que podemos ofrecer a las demás personas, como el tiempo, el esfuerzo, el amor. La misa de envío es sentirnos parte de algo increíble y saber que durante la próxima semana, voy a entregar lo mejor de mí. Semana Santa donde acogeré y recibiré la riqueza que esos pueblos donde compartiremos nuestra fe, donde personas maravillosas nos acogerán.

La Bendición y despedida de nuestros Papas y hermanas Mercedarias, el día de nuestra partida a las comunidades nos recuerda internamente que Aquel que nos acompaña y nos fortalece es Jesús y, deseamos que no se nos pase la vida sin hacer algo grande por Él.

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“Experiencia de Misión”

Al igual que en otras ocasiones se nos presentaba el reto de volver a comunidades ya conocidas para seguir compartiendo esta experiencia y, por otro lado, la oportunidad de colaborar en un lugar distinto.

El proceso de JUMMER ha adquirido vida propia según las circunstancias de quienes formamos parte del grupo, las características de las distintas comunidades que hemos visitado a lo largo de los años y la situación contextual que se vive en las mismas.

Lo que se mantiene y se ha fortalecido, es ese gusto por compartir con las personas habitantes de las comunidades, la convicción de vivir una experiencia de aprendizaje y enriquecimiento mutuo, el deseo de vivir la Semana Santa a profundidad desde un corazón sencillo y desde el sentido popular que tanto nos llena y nos enseña.

En Guanajuato seguimos compartiendo y aprendiendo de “viejas amistades” que, durante cuatro años, nos han recibido para compartir la fe en cuatro comunidades de la Parroquia de Santa Teresa: San José de Tránsito, Santa Catarina, Cuevas y Cervera.

Este año tuvimos la oportunidad de emprender una nueva Misión en nuestro propio estado, visitando la Parroquia de Soyatlán en Atengo, donde el reto fue abrir nuestro corazón para conocer una realidad distinta que nos invitaba a poner en práctica lo aprendido en nuestras experiencias en otros lugares, pero también a observar profundamente para descubrir la mejor manera de celebrar juntas y juntos la fe, respetando el culto y las tradiciones locales y, la vez compartiendo el Carisma y alegría que nos hace parte de JUMMER.

Bajo la consigna de “Dejar que nuestro corazón sea tocado por el pueblo y compartir la fe” organizamos visitas a las casas, pláticas de preparación para todas las edades y los oficios de la Semana Santa.

En los 10 días que compartimos, vivimos junto con ellos una cara de nuestro México que no tenemos la oportunidad de conocer todos los días, aprendimos de su sabiduría para amar la vida aún en realidades de pobreza y escasez, problemáticas migratorias, contacto con el narcotráfico, ante la dificultad para acceder a servicios básicos o a oportunidades de preparación en la búsqueda de una mejor calidad de vida.

El hecho de haber compartido la fe, vida y cariño nos hace más sensibles y nos compromete a buscar condiciones más justas en cualquier ámbito con el que contactemos, nos invita a que la llama de la fe compartida en los días Santos se mantenga encendida todo el año, nos motiva a ser profetas en nuestra realidad de Guadalajara, compartiendo la riqueza que las comunidades nos regalaron.

Este año fuimos 62 misioneras y misioneros, pero nos acompañó la oración y energía de nuestras familias, de las Mercedarias Misioneras de Bérriz, de nuestro grupos hermanos JUMMER en las otras comunidades de Misión MMB y de muchos exmisioneras/os que aún en la distancia, se unieron con nosotras/os desde un mismo corazón comunitario y misionero para seguir haciendo que nuestra vida se enriquezca “haciendo algo grande por Jesús”.

Marimar Bricio
Subdirectora de Preparatoria