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El Viejo, Nicaragua
“UN SUEÑOHECHO REALIDAD” Su ilusión era ver a niñas y niños viviendo en buenas condiciones, con una buena alimentación y cuidado adecuado para salir de la desnutrición, pelear con la vida como Jesús nos enseñó. Aunque la Hermana Marisa no lo vio, su semilla sigue germinando en el “Programa para niñas y niños desnutridos” que aún sigue en pie con el apoyo de personas que de igual manera fueron hijas/os desnutridas/os. Cada niña y niño beneficiado tiene su propia historia, algunas más crueles que otras, podría hablar de cada una de ellas. Por ejemplo, la Familia Orozco Mena, una familia con pobreza extrema, casi todos sus 8 hijas/os cuentan con una discapacidad debida a una desnutrición severa y grave, fueron acogidos y cuidados en la salita de desnutrición. Recibieron atención durante un proceso largo y es un orgullo para mí decirlo, porque tres de esas/os niñas/os van a la Primaria y Secundaria en una escuela especial, logrando así un gran sueño. Otro ejemplo de ello, es la historia de un padre de familia que vive en silla de ruedas y en medio de su realidad, se preocupó por sacar a su hija adelante y que fuera atendida por el “Programa” logrando que saliera de la desnutrición. Como estos casos hay muchas mujeres y hombres que desean cambiar la realidad para sus hijas e hijos. |
Ahora con el “Programa ambulatorio” que implica visitar a las/los niñas/os desnutridos en sus casas, se les da seguimiento desde el entorno familiar, evaluándoles una vez al mes y generando confianza en las familias. En los puestos de salud distribuidos en distintas comunidades, se evalúa a las niñas y niños en peso y talla de acuerdo a la edad, posteriormente son referidos al “Programa” si hubiera necesidad, el cual les brinda leche de soya en polvo, cereal a base de soya y cereales nutritivos, vitamina en jarabe y además, se va evaluando mensualmente su alimentación y peso según las tablas indicadas en cada caso.Yo soy Nery y mi vivencia en estos años de trabajo en el “Programa ambulatorio” ha generado en mí un compromiso como Laica MMB, dándome cada día y experimentando el Carisma Mercedario desde esta realidad. Me he metido de lleno y con todo el corazón en la familia de cada niña y niño. He aprendido a amar para poder dar ese amor que a mí me falto y comprender mejor a los padres de esas pequeñas y pequeños.Me gusta mucho colaborar de esta manera, ya que por mi historia entiendo y conozco la pobreza de estas familias. Es bonito ver y sentir cómo ellas tratan de hacer lo posible para aprovechar esta oportunidad que favorece a la salud de sus hijas e hijos respondiendo libremente al “Programa” en medio de sus necesidades.
Nery E. Matuz Moraga, LMMB |