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Instituto de la Vera-Cruz, Guadalajara, Jal. México

“UNA MISIONERA APASIONADA
POR EL PROYECTO DE DIOS”

Martha Elena nació el 27 de junio de 1942. Fue alumna del Vera-cruz desde niña. En 1961 entro al Instituto de Mercedarias Misioneras de Bérriz y el año 1964 hace su Primeros Votos. Tuvo las experiencias de estudio y preparación en España: Bérriz y en Madrid y en México D.F.

Martha Elena, nos deja un gran legado, que no se puede olvidar, porque a través de sus experiencias vividas en los diferentes lugares de misión (Tuxtla, Colomba, Santander, Cerro del Judío, El Colli y el colegio en Guadalajara y en su preparación y estudios en España) se mostró siempre como una mujer de fe, confiada y abierta al proyecto de Dios.

Vivió el seguimiento de Jesús de Nazaret con pasión, oración y entrega. Misionera incansable, siempre recibía a las personas con una sonrisa, como si fuera el primer encuentro del día, así, supo acompañar y ser buena consejera.

Con sus brazos abiertos nos ayudó a entrar al Colegio y sentirlo como si fuera nuestra casa y con su energía increíble, siempre buscaba la mejor manera de estar cercana de las alumnas y, aunque no las conociera, inspiraba esas ganas de ir a platicar con ella.

En el trabajo pastoral, en otros lugares y apostolados compartió su vida e inició, junto a otras hermanas la misión en El Colli, Zapopán, acompañando y formando a sus habitantes para lograr sus servicios. Le tocó acompañar comunidades y formar catequistas en Tuxtla Gutiérrez. En Colomba Guatemala, trabajar por promoción de la mujer y acompañar a las comunidades. En el Cerro del Judío Ciudad de México, además de su servicio a la Región en puestos de servicio interno acompaño a las CEB´s (Comunidades Eclesiales de Base). En todos esos lugares, igual que en el colegio, tocó y transformó muchas vidas.

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En el colegio fue maestra en Preparatoria para las Secretarias bilingües. En sus diferentes actividades manifestaba el sentido de responsabilidad, deseos de seguir aprendiendo, mujer de profunda escucha, fomentaba la justicia y el respeto a las personas en medio de las diferencias personales. Preparaba sus charlas con anticipación en las cuales, reflejaba su ser organizador, planeadora y con visión amplia.

Desde sus diferentes palabras, nos ayudó a transformar nuestras visiones y nuestra propia vida, por ejemplo, una exalumna expresó, cómo toco su vida al expresarle en GRUMMER: “¿Por qué no le echamos una manita a Jesús?”

Su mayor esfuerzo fue transmitir el Carisma Mercedario, mediante el testimonio de vida, de entrega, con la convicción profunda de que el seguimiento de Jesús se vive en y desde, las 24 horas del día.

Dejó huella en muchísimas generaciones de alumnas en el colegio y de personas en otras experiencias misioneras. Es un gran ejemplo a seguir como mujer y como Mercedaria de amor por la vida y de pasión por lo que hacía… Siempre vivirá en nuestro corazón.

Alicia Obregón Torres, MMB

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