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Colomba, Guatemala
“UNA REFLEXIÓN QUE BROTA DE LA IMPOTENCIA” |
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“Dar al Cesar lo que es del Cesar
En una realidad como la actual, en la que la mayoría de las personas viven asediadas por la violencia, la impunidad y las extorsiones, cabe preguntarnos ¿Qué es lo del Cesar y qué es lo de Dios? Cuando vemos que la población en nuestra misión de Colomba en Guatemala, vive de lo que gana en el día a día y que difícilmente se puede ahorrar debido al encarecimiento de la canasta básica, la falta de recursos en el sistema hospitalario, la precariedad del sistema de educación y sobre todo la falta de trabajo. Estas son sólo algunas de las necesidades que se tienen que cubrir a un alto costo, simplemente porque hay quienes se sirven del dinero del pueblo y matan con sus acciones a muchas guatemaltecas y guatemaltecos. El Cesar se sirvió del pueblo, lo que le interesaba era ganar, tener, poseer riqueza a costillas de las personas pobres. A él no le interesaban las necesidades de las demás personas y simplemente, en el hoy, pide-extorsiona, se inventa impuestos o roba lo que no es suyo. La disyuntiva de dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios, no separa aquí los intereses de unas personas de otras. A Dios le pertenece todo, es el dueño de la mies y todo lo que hay en ella. Lo que Jesús quería dar a entender es que como ciudadanas y ciudadanos debemos cumplir con unos compromisos adquiridos por ser miembros de la sociedad y esto se paga con la moneda que lleva el rostro del mismo Cesar. Pero también quiere dar a entender que es necesario darle a Dios lo que es suyo. En el caso de las y los jóvenes, que aún no cuentan con algo propio, sino que viven de lo que sus padres les dan, se traduce en tiempo, esfuerzo, participación y voluntariado, en otras palabras, en el servicio que pueden prestar para mejorar su entorno social, cultural o religioso. Y por ningún motivo deben de darle a los poderes dominantes (Cesar) algo que sólo le pertenece a Dios, su dignidad, el sustento de la vida y con ello la vida de las hijos e hijos de Dios. |
Nadie tiene derecho de arrebatar la vida a las hijas e hijos de Dios, simplemente porque nadie pagó la extorsión, nadie puede servirse de la dignidad humana y quedarse con el fruto del trabajo de las personas pobres como si nada pasara. Quitarles a las más pobres el pan, para cubrir necesidades de estructuras sin rostro, que tienen atemorizada a la población, es sin duda una de las más grandes aberraciones que nos está aconteciendo, porque se alimenta a los y las hijas con la sangre que derrama el pueblo. Hay un dicho que versa Nora A. Gómez Mares, MMB
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