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Casa de Formación, Guatemala

“AMAR SIN CONDICIONES”

Les compartimos la experiencia de dos de las jóvenes que vivieron muy alegremente la oportunidad de compartir la Semana Santa con las comunidades en el Chuva, Colomba junto a JUMMER- Juventud Misionera Mercedaria en esta Misión MMB de Guatemala.

Sindy es una joven estudiante que nos comparte sus experiencias y describe su vivencia resumiendo significativamente lo que marco y fue más significativo en cada uno de estos Días Santos:

“Lunes Santo”- Mi fortaleza fue la familia donde nos hospedamos. Nos esperaban con los brazos abiertos, se sentía la alegría y el espíritu de servicio que transmitían a cada momento.

“Martes Santo”- Visitamos a una abuelita, que además de su salud y edad se encargaba de cuidar a sus dos nietecitos. A causa de la necesidad en la que vivían, su hija tenía que trabajar para que sus pequeños hijos tuvieran lo necesario.

“Miércoles Santo”- Visitamos a personas enfermas. Lo que más me conmovió fue la triste historia de un matrimonio (una pareja joven) en la que el esposo estaba enfermo, la esposa estaba esperando dar a luz, pero la salud de ella y del bebe estaban en riesgo y a pesar de todos esos obstáculos, anhelaban la visita de las hermanas y hermanos de la comunidad como un signo de la presencia de Dios para sentirse fortalecidos. Lamentablemente, poco tiempo después, el bebé murió al nacer.

“Jueves Santo”- Institución de la Eucaristía y Lavatorio de pies. Al igual que los otros días, este no pasó desapercibido para mí, una vez más mi vida estuvo marcada al contemplar el gesto. Fue un momento muy especial en donde pude experimentar la humildad que nos enseñó Jesús al lavarle los pies a sus discípulos, al ver como unas personas a otras nos lavamos los pies con sencillez y humildad. También pudimos vivir en comunidad la Hora Santa y al momento de exponer al Santísimo, puedo expresar que todas y todos ahí reunidas/os, pudimos sentir a Jesús muy cercano a nuestras realidades humanas.

“Viernes Santo”: Estuvimos por la mañana en la iglesia rezando, cantando y dando testimonios de las acciones y gracias que Dios ha realizado en cada vida. Por la tarde participamos en la Adoración a la Santa Cruz.

“Sábado de Gloria”: Fue nuestro último día en la comunidad. Por la mañana mi acompañante Ruth trabajó con jóvenes y yo con las niñas y niños. Fue una experiencia inolvidable porque a través de los juegos, también aprendimos y quisimos que experimentaran a Jesús niño como ella y ellos.

Así fue mi experiencia de Misión, la cual terminé con mucho agradecimiento a las Hermanas Mercedarias Misioneras de Bérriz por la invitación y la oportunidad que me dieron de participar. Me atrevo a decir que esta experiencia ha sido una gran oportunidad de encontrarme con un Dios muy vivo y presente en cada realidad y rostro concreto con los que fui compartiendo cada día.

Sindy Lorena Jacinto

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Hola soy Alma y les quiero compartir un poco de mi experiencia en la Misión. Ya son dos años seguidos que me ha tocado ir al mismo lugar llamado El Retiro, un lugar hermoso, cálido y sobre todo donde se siente mucha paz.

El estar ahí conviviendo y compartiendo con cada una de las personas con las que me encontré, ha sido para mí una oportunidad y un regalo para sentir la presencia del Amor de Dios, reconocer que Él se encuentra en las personas más humildes y sencillas. Me dio la capacidad de entender y sentir que se puede dar Amor verdadero a las demás personas compartiendo nuestros talentos y el de cada persona con quien nos hemos ido encontrando en el camino.

Pude compartir con personas geniales y muy humildes, una de ellas es Don Abelino a quien identifico y aprendo por su fuerza y perseverancia. Doña Elena, otra persona muy carismática y entregada a Dios, sobre todo una mujer muy servicial. Ricardo es un joven que su carisma es ser alegre y siempre atento al llamado de Dios. María es otra muchacha muy alegre con una voz muy bonita la cual pone al servicio de Dios. Lester, un joven muy tranquilo y alegre de quien aprendí la paciencia y humildad. Marilyn, una chica muy perseverante y colaboradora. Y también tuve el gusto de compartir con 2 jovencitas que se robaron mi corazón, Fátima una chica muy platicadora que contaba sus experiencias cada vez que podía, me encanto su compañía y Lupita que es toda alegría, una alegría muy contagiosa por cierto.

He de contarles que esta experiencia ha sido la más hermosa e inolvidable de toda mi vida. Y aprendí a “amar” sin condiciones, a ser humilde, a servir cada vez que se me necesite y sobre todo, a valorar más a toda mi familia. Y hago una cordial invitación a todas aquellas personas que quieran vivir también una experiencia como esta Misión, siento que el Dios de Jesús siempre nos espera con los brazos abiertos.

Alma Lorena Cantey