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Casa de Formación, Guatemala
“AVANZAR HACIA EL MAR” |
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Queremos acercarnos a ustedes para compartir algunas de nuestras reflexiones que nos van ayudando a profundizar en nuestra respuesta del día a día desde nuestro ser misioneras. Del 30 de enero al 1 de febrero, tuvimos la oportunidad de “refrescar” y renovar nuestra opción de Vida Religiosa (VR), fuimos acompañadas por Simón Pedro Arnold quien fue invitado por CONFREGUA (Conferencia de Religiosa/os de Guatemala) y el menú principal fue: “Cambios de paradigmas y vivencia de los Votos”, hacia las aguas profundas. Se constata que el Concilio del Vaticano II marcó el caminar de la Iglesia y se nos preguntaba: ¿Hacía dónde nos quiere llevar el Espíritu?, ¿Cuáles son las preguntas que nos lanza? Toca replantearnos si estamos en conexión con los desafíos de hoy porque nuestro mundo está cambiando de modo copernicano y el Evangelio no es para responder sino para replantearnos las cosas y proponer prácticas desde Jesús, es la hora del riesgo, la fe como riesgo. Somos herederas de toda una Teología de la Liberación, experiencia de mártires pero estamos en situación de minoría y queremos replantearnos esto como un riesgo, como Jesucristo. Por eso, es necesario avanzar hacia el mar profundo y lo fundamental es volver a la fe y, volver a la fe es volver a la mística orante. Eso significa, que estamos urgidas de un discernimiento fino y el discernimiento nos ayuda a situarnos en el mundo de hoy. Se nos invita a no “hablar” de Dios, solo se puede decir de Dios “lo que Dios ha hecho en mí” por eso es una misión kerigmática. La VR es un kerigma, si la comunidad no transparenta quién es Jesucristo nuestra misión es en vana. La VR necesita reflejar lo de Dios, estamos en una época que va más allá del discurso, es una etapa de la humanización y en la humanidad de hoy hay palabras simbólicas que devuelven sentido. |
Nuestras comunidades pueden ser “cajas de resonancia” porque nuestros votos quieren ser el espacio abierto en nuestra vida para proponer algo diferente. Nuestros votos son como un “ensayo” de otra forma de amar, de vivir. Toca reaprender a ser simple compañeras de ruta “estar con”. Además, se nos invitaba a vivir y fortalecer la experiencia mística como experiencia que transforma con y desde la persona de Jesús y el misterio de Dios. Hoy, es tiempo de silencio, de profunda oración, de escucha a la Ruah. Se nos invita a ser signos de esperanza, esto significa caminar contracorriente, un caminar “al revés”, ser una pequeña luz en medio de las tinieblas, acompañar a las víctimas porque Dios se identifica con la víctima inocente. Nuestra misión, una misión que vuelva a la “nazareidad” y que produzca encuentro, que cada comunidad elabore el relato de lo que Dios ha hecho, una VR experta en intimidad con Dios y esto es solo desde Jesús… Jesús no habla de Dios sino nos muestra como habla con su Abba, a quien nos mostró y enseñó a través de las parábolas. Este es el tiempo propicio para avanzar hacia el mar de las profundidades, situarnos en el mundo de hoy desde la experiencia de Jesús de Nazareth. Carmen Ayerbe G., MMB y |