“LA PUYA: SÍ A LA VIDA
NO A LA MINERÍA”

Estoy llegando a Guatemala, después de muchos años haber salido y caminado por otros países.

La experiencia que yo tengo de los años vividos en este país, sobre todo el tiempo que tuve la oportunidad de acompañar a sus refugiados en el sur de México, y que lo recuerdo como un regalo de Dios, un tiempo privilegiado, siempre me ha impresionado mucho, su fe. No una fe de sólo rezar, sino una fe que les lleva a vivir el compromiso por el Reino, buscando comunitariamente cómo hacer presentes los valores que Jesús nos vino a enseñar, con una lucha pacífica y esperanzada, al mismo tiempo que firme y organizada, con los pobres y desde los pobres.

Ayer, como comunidad MMB, estuvimos en La Puya. Es una comunidad que ha sido invadida por una compañía minera, la cual, además de irles despojando de sus tierras violando sus derechos, con la extracción de los minerales está contaminando el agua que ellos utilizaban para vivir y sembrar. Por eso su grito, “EL AGUA ES VIDA”.

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Hechos así, sabemos que se dan en muchos lugares y países, el tema de la minería hoy, es común en muchos países, sobre todo en las zonas indígenas-campesinas.

Lo grande aquí es cómo se han unido, buscado apoyos, tanto en ONGs como en la Iglesia. Han tenido muchas cosas en contra, pero también, esta situación, unida a la fe de este pueblo, les ha dado valor para seguir adelante. Ayer era el 6º aniversario de su organización. Hicieron una invitación y ahí estábamos personas que los valorábamos y queríamos apoyarles. Caminamos varios kilómetros bajo el sol, hasta llegar al lugar preparado por ellos, para tener la celebración.

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Lo grande aquí es cómo se han unido, buscado apoyos, tanto en ONGs como en la Iglesia. Han tenido muchas cosas en contra, pero también, esta situación, unida a la fe de este pueblo, les ha dado valor para seguir adelante. Ayer era el 6º aniversario de su organización. Hicieron una invitación y ahí estábamos personas que los valorábamos y queríamos apoyarles. Caminamos varios kilómetros bajo el sol, hasta llegar al lugar preparado por ellos, para tener la celebración.

Constaté que la experiencia que yo tenía de la fortaleza que la fe le daba este pueblo, se mantenía en pié, agradecí a Dios la oportunidad que me daba de regresar a este país, para aprender y apoyar a este pueblo tan sufrido, en su camino de búsqueda de liberación.

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Le pido a Dios que les siga fortaleciendo y que, como MMB sepamos acompañarles, haciendo presente su amor misericordioso en medio de ellos y ellas. Gracias Guatemala, por tu fe, por tu lucha junto con Jesús, por l@s pobres y con l@s pobres, por todo lo que he recibido en el tiempo que pude acompañarte y acompañarles. Gracias, gracias, gracias y ánimo, Dios está en ustedes, camina con ustedes y espera mucho de ustedes.

Abdontxu Viar Bilbao.

“LA CRUZ, DE LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD”

Esta iniciativa tuvo su origen en la idea del papa Pablo VI, que en el Año Santo de 1975 reunió en Roma a varios miles de jóvenes en representación de numerosos países, tras su participación en la “I Marcha Internacional de la Reconciliación Cristiana” que recorrió el camino de San Francisco, entre Asís y Roma. En 1984 durante el papado de Juan Pablo II se llevó a cabo una nueva convocatoria mundial, para incentivar la participación juvenil en la Iglesia llegando a reunir a más dte cinco millones de personas durante la edición de 1995, realizada en Manila, Filipinas.

Conocida como Cruz de los Jóvenes, es un crucifijo de madera itinerante que va viajando por distintos países. Fue entregada a los jóvenes católicos por el papa Juan Pablo II al finalizar el Año Santo con estas palabras:

«LLÉVENLA POR EL MUNDO, COMO SIGNO DEL AMOR DEL SEÑOR JESÚS».

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En 1997, la Jornada Mundial dio un cambio transformándose en un festival para la juventud con una duración de tres días antes de la ceremonia final. De allí en adelante se ha organizado sucesivamente París, Roma, Toronto, Colonia, Sídney y Madrid.

La próxima jornada Mundial tendrá lugar en 2019 en la Ciudad de Panamá, según anunció Francisco en la ceremonia final que tuvo lugar en Cracovia. Esta cruz misionera está haciendo un recorrido por todas las diócesis de Guatemala, ahora nos ha tocado recibirla a la Arquidiócesis de los Altos, la hemos acogido de San Marcos quien la entregó a Coatepeque, ellos no la han entregado a Colomba a medio camino entre Coatepeque y Colomba, en cada parroquia solo permanece unos 25 minutos y se entrega a la parroquia siguiente.

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Aquí en Colomba la hemos recibido a las 12:30 del mediodía el sábado 13 de Enero 2018.

Se hizo una breve oración y veneración antes de salir a entregarla a la parroquia de San Martin, fue de parroquia en parroquia hasta llegar al Centro Cultural de Quetzaltenango, Donde estábamos instalados varios stands Misionerospara darnos a conocer.
Nosotras MMB fuimos invitadas y participamos, porque es un espacio diocesano para que nos conozca la juventud, estuvimos presentes Norlyn, Chela, Nila y yo, llegamos a las cuatro y media, ya teníamos un lugar asignado, así que nos instalamos y allí esperamos que se desarrollaran las actividades, con un frio intenso, menos mal que íbamos preparadas.

Los jóvenes fueron llegando desde las 5 de la tarde, tuvieron cantos, oraciones, dinámicas y después les invitaron a conocer las congregaciones religiosas que hay en nuestra arquidiócesis.

En realidad fuimos pocas las congregaciones que participamos, Las Betlemitas, Las Hermanas de la Cruz, Las de Mater Orfanatum, Las Misioneras de la Palabra, los Agustinos y nosotras MMB.

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Estábamos situados en el fondo del gran salón. Llegaron los jóvenes a conocernos y cada hermana acogíamos un grupito y les explicábamos nuestro Carisma, nuestra Misión y tareas.

La Cruz Misionera llego a las 9:30, rodeada de jóvenes indígenas que la traían con mucho fervor y entusiasmo.

Monseñor Mario Alberto celebró la Eucaristía acompañado de varios sacerdotes. Los jóvenes pasaron allí toda la noche hasta las cuatro de la mañana y terminaron con la procesión del Santísimo y la bendición.

Nosotras regresamos a Colomba para buscar el calorcito y el descanso, llegamos a casa a las once de la noche.

María Micaela Reynoso, MMB.