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Casa de Formación, Guatemala

“COMPARTIENDO EL EVANGELIO MEDIANTE LAS POSADAS”

Esta época es de compartir y llevar la alegría, cada noche nos dirigimos al ritmo de la alegría de las tortugas y los chinchines, los cuales acompañan nuestro peregrinaje y recorrido nocturno hasta el hogar de cada una de las familias que nos acogen con alegría y entusiasmo.

Nuestro compartir y reflexión es diferente, se abordan distintos temas desde la realidad que vive nuestro país, desde el antecedente histórico bíblico de la vida de Jesús teniendo presente el acompañamiento fundamental de la virgen María, la alegría de cada villancico al compás de la emoción de los y las niñas, adultos y personas mayores de nuestra familia, amistades y personas vecinas de nuestra comunidad.

Más que una tradición, las posadas se han convertido en una fiesta celebrada año a año, en la que se busca fortalecer compartir el Evangelio hacia los hogares, involucrando desde los y las más pequeños hasta las personas mayores.

Vemos mucho la participación de nuestros niños-as, quienes instan a sus padres a ir a celebrar y a unirnos más en el compartir, construyendo así un verdadero concepto de comunidad, aprendiendo a diario algo nuevo y diferente que nos invita a realizar una preparación, mejora y cambio desde si mismos para ponerlos en práctica desde nuestro círculo familiar, hasta nuestros vecinos de la comunidad.

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Claro que no podemos dejar atrás ese momento en que como parte de la fiesta de la Natividad de Jesús, compartimos un ponche, un café, chocolate caliente, panitos, tostadas, tamalitos y chuchitos, ese espacio de temporada y época de frío, en que estas pequeñas degustaciones son tradición.

Tampoco pueden faltar los recuerdos grabados mediante un abrazo, una sonrisa, un pequeño degustar o una fotografía.

Quiero terminar este compartir, invitando a todas y a todos a que en todo el año, podamos compartir, ser solidarias/os y fraternas/os e implantar el sentimiento del amor y paz con cada una de nuestras amigas y amigos, familias y personas vecinas que nos rodean, así como a preparar nuestros corazones a recibir un cambio, nuevas experiencias y en medio de tanta situación que afecta el país, formar un círculo tomadas/os de la mano de Jesús y la Virgen María, y que podamos desde nosotras/os mismas/os crear ese espacio de fe y amor implantados en nuestro hogar y la comunidad.

Es tiempo de alegría, de compartir y de paz, preparemos pues nuestro corazón y vivamos en armonía.

Silvia Aymeé Bautista
Comunidades Eclesiales de Base, Guatemala