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Instituto de la Vera-Cruz, Guadalajara, Jal. México

“EL COMPROMISO DE… LLEVAR LA VERDAD”

Deseamos compartir la maravillosa experiencia de cierre de fin de estudios con la generación 2000-2015 en nuestro Colegio el Instituto de la Vera-Cruz.

Esperamos que disfruten de los anhelos y el cariño compartido que en esta ocasión se expresan en las siguientes palabras de agradecimiento brindadas en el Acto Académico el día 18 de junio por parte de nuestras hoy graduadas de 3er año de Preparatoria.

“Discurso de agradecimiento

a nombre de las graduadas de 3er año de Preparatoria”

Buenos días a todas las y los presentes. Hoy llegó el día que tanto estuvimos esperando; hoy dejamos el lugar que nos vio crecer, dejamos el Colegio que conocemos, por un mundo que no hemos visto. Dejamos hermanas, por extraños. Dejamos 5, 10 ó 15 años de vivencias por un futuro en blanco lleno de recuerdos. Entre estas paredes no sólo dejamos historias compartidas sobre nuestros amores imposibles y proyectos frustrados de tumbar las paredes de tabla roca. Dejamos experiencias, satisfacciones, sorpresas, miles de anécdotas, cientos de sonrisas, decenas de lágrimas y una inigualable historia escrita día a día por nosotras llamada V15.

La verdad es que pocas veces he dicho adiós… Y es bien sabido que las despedidas siempre duelen, aún incluso cuando se lleva tiempo esperándolas. Pero antes de cerrar este círculo y seguir adelante, es necesario agradecer, agradecer a todos estos pilares que nos acompañaron a lo largo de nuestro trayecto.

Gracias Madres Mercedarias, en ustedes vimos el rostro de Jesús, ya sea con sus porras y sus castañuelas, o con sus palabras llenas de sabiduría y amor. Nos acompañaron siempre, ya fuera física o espiritualmente, ¿Cómo olvidar cuando la Hermana Martha Elena nos saludó desde su ventana el día de la Celebración de los 65 años del Colegio? Nos enseñaron el verdadero significado del Carisma Mercedario predicando siempre con el ejemplo y nos mostraron que el mejor regalo que podemos dar es nuestro tiempo y cariño. Gracias por sus bendiciones, sus oraciones y sus sonrisas, pero de manera especial, gracias por recordarnos a través de ustedes que Jesús y la Virgen de la Merced viven y tienen alma misionera.

Gracias a todo el personal directivo y maestras/os, ustedes fueron quienes nos enseñaron desde sumar y restar, hasta a incluir los valores aquí aprendidos en nuestro día a día. Su tarea no fue para nada fácil y debo admitir que más de alguna vez nosotras la hicimos aún más complicada, como la vez que el “A” decidió cantar “La Macarena” en clase de Faby. Gracias por ser educadoras/es y no sólo profesoras/es; por cuidarnos como madres y protegernos como padres, gracias por escucharnos, por responder todas nuestras preguntas filosóficas, por enseñarnos qué temas de política y religión nunca se hablan en la mesa y después de largos debates, aprendimos a tratarlos con respeto en el salón de clases. Por estar siempre para nosotras, ya fuera para preguntar cuánto era el límite de “x” sobre raíz cuadrada de “a”, o para consultar cuándo sería más conveniente decirles a nuestras mamás que habíamos reprobado cálculo. Gracias a nuestras Directoras, sabemos que nuestras travesuras las aterrorizaban, aunque siendo sinceras, nuestras travesuras resultaron siempre un fracaso; en verdad gracias por tanto esfuerzo, dedicación y tiempo. Por más que las hicimos enojar, siempre nos mostraron cuánto nos quieren y cuán dispuestas estaban por ver el bien común, por hacer cosas nuevas y considerar ideas innovadoras, por decir nuestros nombres en diminutivo pero tratarnos siempre como adultas. Gracias en verdad, por tratarnos como suyas y no como un número más en “Algebraix”.

Gracias a todo el personal administrativo y de intendencia así como a los guardias, sin ustedes la escuela no sería lo que es. Aunque no les veamos en el salón de clases todos los días, no significa que no pensemos en ustedes, aunque bueno, a Mario casi lo veíamos todos los días, ya sea porque le hicimos algo al proyector o porque la cajita del control amaneció abierta. Gracias por darnos un lugar limpio en donde trabajar, comer, caminar; gracias por pensar siempre en nosotras y en nuestra educación y felicidad, ya sea haciendo calcomanías increíbles o comprando proyectores táctiles nuevos. “A veces, sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara esa gota”. Gracias por saludarnos siempre, por cuidarnos y por hacer todo lo que hacen día a día para nosotras sin esperar nada a cambio de nuestra parte, por hacernos sentir como una gran familia, por enseñarnos que un trapeador puede durar años igual de blanco si aprendemos a lavarlos como Juanita.

Mamás, papás y familia, gracias a ustedes de manera especial, sin ustedes nada de lo que estamos terminando el día de hoy pudiera haber iniciado. Hace aproximadamente 18 años tomaron la decisión de tenernos, elección que para ustedes tal vez haya sido inmediata y llena de alegría pero que lamentablemente hoy en día es cuestionable y decepcionante para muchos otros padres, gracias por habernos dado un “sí”, por recibirnos, por habernos amado incluso aún sin conocernos dentro de la panza de mamá, gracias por darnos el regalo de la vida. Gracias también por haber tomado la decisión de darnos el regalo de la educación, hoy somos en parte quienes somos gracias a las decisiones que ustedes tomaron hace tantos años. No conozco los criterios que eligieron para inscribir a sus hijas en este Colegio, no conozco sus razones ni sus situaciones, pero sé que lo hicieron pensando en nosotras, en nuestra felicidad y en nuestro futuro.

Hoy, debemos agradecer porque a pesar de todo lo que tuvieron que sacrificar y sacar adelante, tomaron la decisión de mantenernos aquí, de no rendirse, de hacer que nuestro futuro sea más brillante y nuestros objetivos más altos. Gracias por haber estado siempre a nuestro lado, de haber hecho lo que consideraban era lo mejor para nosotras, de preguntarnos en la noche el temario del examen del día siguiente para saber si ya habíamos estudiado lo suficiente, gracias por amarnos tanto a pesar de nuestras peleas, nuestras discusiones y malas caras. Cuando yo ganaba una medalla mi mamá siempre me decía: “La medalla es tuya, pero el listón es mío.” Familia, el día de hoy no sólo nos graduamos nosotras, sino también ustedes, hoy les reconocemos también todo el esfuerzo que hicieron para que este día llegara, hoy terminan al igual que nosotras, una etapa que marcó nuestra historia, hoy cerramos un círculo y abrimos uno nuevo, juntos, igual que como empezamos. Gracias por hacer esto posible, por acompañarnos, por alentarnos, por darnos fortaleza, por habernos dado la oportunidad de coincidir.

Generación 2000-2015 como ya mencioné, pocas veces he dicho adiós, y gracias a ustedes estoy segura de que esta no tiene que ser una despedida, sino un simple hasta pronto. Dejaron de ser compañeras hace mucho, nos convertimos en hermanas y “V15” se convirtió en nuestro distintivo, nuestro orgullo. Nos enseñaron durante muchos años cómo ser “Mujeres que Trascienden”, que sean “Libres para Liberar” y que vean en el prójimo a una hermana y hermano. El día de hoy dejamos de ser colegialas y nos convertimos en exalumnas y depende de nosotras tomar todas esas enseñanzas por las que agradecemos y ponerlas en práctica, portar el Carisma Mercedario fuera del Colegio y demostrar que “una vez Vera, siempre Vera”.

Sigan con sus sueños por más ridículos que parezcan ya que los limites, como los miedos, suelen ser sólo una ilusión. Nunca dejen que los fracasos les lleguen al corazón y los éxitos a la cabeza. Tengan bien en claro hacia dónde van pero nunca olviden de donde vienen. No sabemos cuán lejos, hacia dónde, ni cuándo regresaremos; sólo sabemos que no queremos irnos pero tengan por seguro que cuando volvamos, el Colegio nos estará esperando, a puertas abiertas y brazos tendidos.

Y para terminar este discurso como debe de hacerse, no me queda nada más que decirles: ¡Lo hicimos!


Lucero Martínez Nájera
Alumna graduada

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