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Casa de Formación, Guatemala

“EL VALOR DE LA ENTREGA Y LA SOLIDARIDAD”

Hoy tengo la oportunidad de compartir por primera vez lo que ha significado una actividad que realizamos con el grupo de 35 jóvenes que se preparan para el Sacramento de Confirmación en la Parroquia “Santa Cecilia”, San Ignacio Zona 7 de Mixco en Guatemala. El grupo de Catequistas lo conformamos la hermana MMB Ana Noemi Chocón, Migdalia Marisol Pérez, Pablo Brito y yo Rosario Chin.

El día sábado 8 de abril tuvimos nuestro primer “servicio de sensibilización” en donde cada joven colaboro con víveres para apoyar a las familias más necesitadas de la colonia. Su actitud no tardó en dar una respuesta favorable, ya que se reunieron varias despensas lo cual nos ayudó a dar una bolsa de víveres bastante surtida a cada familia.

Durante las Catequesis de los días sábados, habíamos estado reflexionando el Triduo Pascual: pasión y muerte de Jesús; y en esta actividad como experiencia profunda de la Resurrección, reflexionamos cómo Jesús puede seguirse manifestando desde el amor, el servicio y el envío, especialmente desde el valor de la entrega y la solidaridad delas y los jóvenes.

Después de la reflexión, cada joven dio a las familias, especialmente a las madres, los víveres. Las madres expresaron su agradecimiento y el que se les haya tomado en cuenta para darles este apoyo. En seguida, compartimos una sencilla refacción. Fue una experiencia muy especial.

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La actividad tuvo dos razones: una, era hacer una buena acción a nuestro prójimo justo antes de la Semana Santa para iniciarla siendo servidoras/es, dando a conocer el amor misericordioso de Dios al entregarnos todo en su amado hijo Jesús; la segunda, era hacer consciencia en las/os jóvenes de valorar lo que tienen en su casa, desde un plato de frijolitos, hasta su casita de lámina, también, el tener una familia donde falte papá o mamá. El hecho es valorar lo que se tiene hoy.

Esta experiencia les ayuda mucho porque a esa edad las y los jóvenes pocas veces pueden dar, y menos a personas que no conocen, ya que ellas/os siempre quieren recibir e incluso exigir lo que desean. Para quienes se disponen a aprender de esta experiencia les es muy valiosa ya que les anima a seguir ayudando y dando de lo que Dios les ha regalado.

Para mí esta experiencia fue muy especial, ya que es una actividad muy enriquecedora porque veo la necesidad física y espiritual de las familias. Con la visita, podemos acompañarles y darles un poquito de nuestro tiempo, ofreciéndoles lo que hemos recibido en nuestra formación de ser Iglesia: servir y alimentar la fe, no solo ayudar en las necesidades físicas sino también en las espirituales. Es un impulso para que estas familias se sientan animadas y puedan acercarse a la Iglesia pero la finalidad es especialmente, que se sientan agradecidas con Dios por tantas bendiciones que reciben cuando menos lo esperan.

Rosario Chin
Catequista de Confirmación