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El Viejo, Nicaragua

“2da Parte” “EN ESTE PROYECTO ME DESCUBRÍ”

Misión cumplida! Logramos lo que nunca nos hubiésemos imaginado: terminar las 428 piñatas, en tiempo y forma… claro que sin la ayuda de varias personas, no habríamos llegado a la meta.

Solo Dios sabe (y nosotras/os) lo que éste Proyecto implicó, ya que no solo era la cantidad de piñatas y el grado de dificultad que esto significaba para nuestro grupo, sino las enfermedades que se fueron presentando en el camino, parte por stress y parte por la epidemia de Chincungunya que hay en el pueblo. A varias de nosotras/os nos llegó la epidemia pero con todo y los terribles dolores y las fiebres, nos animamos a continuar, pues el estar en el grupo nos ayudaba a no sentirnos tan mal.

Tuvimos una celebración muy bonita para cerrar el Proyecto y agradecer a las más de 25 personas que estuvieron apoyándonos. A algunas no las conocíamos, pero era importante para nosotras/os ponerles rostro. En la celebración nos presentamos, agradecimos a Dios y compartimos la importancia de éste Proyecto en nuestro caminar como grupo de Casa Esperanza. Nos gustó y agradecimos mucho las palabras de las personas que nos ayudaron y algunos testimonios son estos: “Estamos reunidas en esta tarde maravillosa que Dios nos ha regalado para conocernos y dar las gracias por el apoyo que nos dieron. Casa Esperanza, se extendió, ya no somos solo las personas de dentro, sino también toda ésta gente que colaboró. Esta tarde es muy importante para mí y para todas/os, esperamos que disfrutemos la convivencia”. Valeria

­ “Estamos unidas, mi familia y yo, desde que conocimos a las Mercedarias y por lo tanto, también a ustedes. Me siento muy emocionada porque quería que ustedes lograran su objetivo. Este trabajo significó que ante Dios y la sociedad todas/os somos iguales, con capacidades para apoyar, para realizar algo que pensamos que no vamos a poder. Pensamos a veces que no podemos darle trabajo a alguien, porque creemos que no va a poder. Se dieron cuenta, y nosotros también, de que somos capaces. Estamos a sus órdenes para lo que les podamos apoyar”.

Gabriela García Blanco


Este Proyecto significó un compartir tremendo, un amor estar dentro de Casa Esperanza estando a la par de ellas y ellos. Su liderazgo me impactó. Llegué como voluntario y me dispuse a que me mandaran. Fue mucho el aprendizaje, gracias por ello. Esta experiencia va a marcar mi vida, ya que podré compartir con mucha gente lo aprendido”.

Eliezer Ortiz

Sentimos que fue un regalo, un don de Dios, que la Alcaldía nos tomara en cuenta y nos confiara la elaboración de las piñatas y que no nos regresaran ninguna por no llenar los requisitos de tamaño y calidad.

En la evaluación con el grupo, nos dimos cuenta de que no podemos dar pasos hacia atrás. Ya no podremos estar con el mismo ritmo ni con la misma visión, algo se nos cambió dentro.

­ Carlos “Chicopan” nos decía: “ya nos descubrimos, ya sabemos cómo podemos funcionar cada persona, ya que conocimos nuestras posibilidades, liderazgos, etc. y desde un principio nos podemos organizar con las funciones de cada uno y de cada una”.

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Mayla: “Aprendimos también, que lo más importante fue la confianza en cada una, cada uno, y en nosotros mismos, en nuestras capacidades. Hoy podemos esforzarnos para construir entre todas/os desde las habilidades que cada una tenemos. Si podemos. No desde el mando, sino desde las posibilidades. Una de las cosas que aprendimos, es que cuando nos disponemos, lo podemos hacer, hasta donde nosotras y nosotros queremos. ¡Hasta la cima!”.
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­ Valeria: “Se aprendió a ser puntual y responsable, así como la confianza. Nadie se rehusó. Una vez nos fuimos bien oscuro y nos cayó lluvia. No había porque renegar. Fue una experiencia muy buena. Fue una bendición de Dios. Se extendió Casa Esperanza, pues mucha gente nos ayudó y hasta en la TV salió Casa Esperanza”.

­ Ella: “Ninguna de nosotras/os dijimos -no lo vamos a lograr-, sino que seguimos adelante, todos unidos, aunque a veces nos enojábamos porque no nos gustaba que nos mandaran. Al comienzo no entendía como hacer la bota y no le hacía caso a la Mayla y la desesperaba, y antes de que se me saliera “el indio” para no contestarle, me quedaba con la boca cerrada. Todas y todos tuvimos momentos de tensión, de impaciencia, pero la tolerancia y el deseo de estar unidas/os nos podía más”.

­ Zita: “Aprendí a tener paciencia, a ratos se me va… Me sentí muy apoyada y yo me dejé apoyar. Dejé que las y los otros me aportaran. Disfruté muchísimo el trabajo, fue alegre, bonito, ver el trabajo desde el disfrutar, no solo desde la obligación de tener que entregar el trabajo, estuve siempre dispuesta con muchísimas energías; Con la enfermedad me sentía muy adolorida, decaída, pero venía con mucha iniciativa y ánimo, eso me hacía sentir mejor”.

Percibimos con todo nuestro ser, que Dios estuvo presente todo el tiempo. La fuerza que tuvimos (a pesar de que la mitad nos enfermamos), el ánimo, la confianza que desarrollamos, la tolerancia que a ratos nos falla, habla de esta presencia, de éste Dios que habita en lo pequeño, lo germinal.

En nuestro grupo hay personas de distintas iglesias y creencias, pero, aprendimos a ver los signos y el amor de Dios en todo, ya que tuvimos muchas señales para creer y sentir que desde éste espacio, desde éstas limitaciones que tenemos, desde éste rincón del mundo que a veces parece ser olvidado, estamos gestando la posibilidad de otras relaciones para otro mundo posible… todo en pequeño y grande a la vez.

Este texto de Benjamín González Buelta (Tiempo de crear) sintetiza nuestra experiencia: “Jesús anunció el Reino como un acontecimiento que corre por la hondura de la vida y hace nuevas a las personas y las situaciones desde dentro. El Reino ya está sembrado por Dios en nuestro mundo y fluye constantemente de Él mismo hasta nosotras/os como una oferta inagotable de vida”… que lo sepamos acoger y crecer entre nosotras/os.


¡FELICES FIESTAS…Y BIENVENIDO 2015!!!

Con amor desde “Casa Esperanza”