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Instituto de la Vera-Cruz, Guadalajara, Jal. México
“GRACIAS A ESTAS EXPERIENCIAS” |
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Durante mis tres años de servicio viví experiencias inolvidables que las personas que ayudé y acompañe me fueron regalando y haciéndome crecer como persona. Este tiempo aprendí con paciencia a trabajar con niñas/os y ayudarlos a hacer sus tareas y en su momento jugar con ellas/os. Durante ese tiempo lo que más me marcó, fue haber trabajado con un niño que era muy rebelde e hiperactivo y al final del semestre con diferentes actividades y técnicas que usaba, logré hacer que el pudiera aprender a escribir y que entendiera que primero se trabaja y luego se juega. Ahí me impresionó mucho como un problema familiar puede afectar en la personalidad de una persona. Junto con ellos aprendí a valorar los pequeños detalles de la vida como el comer, tener alguien que te apoye y tener una familia. Ese mismo año estuve en el Asilo José Vicente y fue un poco difícil porque no quería ir a un asilo. Con el tiempo aprendí tantas cosas y le vi el lado positivo de disfrutaba ir los lunes con las ancianitas porque veía la emoción de ellas cuando llegábamos y así, aprendía a tener paciencia con las personas mayores también. Los siguientes dos años fueron los mejores para mí, fui a Bienaventurados de Jesús una casa para niñas y niños con parálisis cerebral. Durante este tiempo me di cuenta que era algo que quería hacer para toda la vida, ayudar a las personas con discapacidad. En estos dos años aprendí mucho y me di cuenta, que cuando más problemas vivía, llegaba al servicio y se me olvidaba todo, me ponía feliz, me entregaba completamente a ellas/os y me emocionaba ver la alegría con la que me recibían. También, fui aprendiendo y mejorando mi atención a ellas/os, hasta que logré conocerles a todas/os y llamarles por su nombre y conocer sus gustos de comida y lo que les gustaba. Este fue el servicio que mas me impactó, el que más me gustó y en el que más aprendí. |
Agradezco al colegio por enseñarnos valores y la importancia de la vida que logré encontrar, por abrir nuestros ojos y sacarnos de la burbuja en que vivimos para acercarnos a otras realidades y desde nuestra persona aprender a dar y a recibir. Gracias a estas experiencias y sobre todo con las y los niños de Bienaventurados logré encontrar lo que realmente me gustaba hacer porque lo disfrutaba, lo que quiero ser más grande y descubrir mis metas. María Paula Palomar Guzmán |