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Soyatitán, Chiapas

Era la víspera del Domingo de Ramos, cuando la parroquia de Soyatián, comenzó a llenarse de jóvenes. Venían de Guadalajara. Eran 24 en total, la mayoría alumnas de nuestro colegio el Instituto de la Vera-Cruz en Guadalajara, algunas exalumnas y algunos muchachos muy afines a las MMB, que también querían tener esta experiencia. Además, las dos voluntarias del Colegio, que están en Soyatitán desde el mes de enero.

El sábado tuvimos “una oración de envío”, en la que compartieron sus deseos y expectativas. Impresionaba escucharles y ver cómo, en medio de un mundo que lleva a todo lo contrario: pasarla bien, gastar dinero, etc. Estas/os jóvenes buscaban tener la experiencia de vivir con la gente pobre, campesina, para apoyarles en todo lo que hiciera falta y aprender de ellas/os: su fe, su compartir, su modo de relacionarse en la familia y comunidad, su alegría en medio de tanta pobreza. De verdad que daba esperanza, ver tanto entusiasmo y ganas por vivir la misión.

Terminada la oración compartimos entre todos/as, una cenita sencilla, sentadas/os en el zacate, platicando a gusto, con preguntas que surgían sobre la misión, nuestra vida y trabajo como MMB.

El grupo se repartió en 5 comunidades campesinas, para vivir en las casas de la misma gente San Isidro los Laureles, Laguna Verde, Limón 2, San Isidro la Sociedad, 20 de Noviembre y las dos voluntarias que ya estaban aquí, se fueron a su misión: Hernández y Hernández.

El Domingo de Ramos, llegaron todos las y los Animadoras/es, Catequistas de las comunidades, y juntos/as, participaron en la procesión de Ramos y la Eucaristía. Al finalizar, como cada grupo ya sabía el lugar al cual había sido enviado, buscaba al Animador/a de esa comunidad y con ellos/as, se iban a su destino.

El Miércoles Santo, se volvían a encontrar todos/as, en el Viacrucis, que es larguísimo; sale de la parroquia vecina, Socoltenango y recorre como 15kms. hasta nuestra parroquia, donde termina. Este año tuvieron suerte, porque les tocó de bajada. Este Viacrucis, es una tradición de más de 30 años y no la quieren perder por nada. Aunque terminan exhausta/os, estaban felices de haberla podido hacer junto con todas las comunidades. Fue también bonito, la alegría de las y los jóvenes de volverse a encontrar y cómo cada quien compartía con entusiasmo, cómo les estaba yendo.

Al llegar toda la gente del Viacrucis, tuvimos la Eucaristía y después cada quien regresó a su misión. Ahí estuvieron acompañando al pueblo en las celebraciones de Jueves, Viernes y Sábado y el Domingo vinieron todas/os de regreso al centro de la Parroquia. Después de comer, descansaron un rato y por la noche tuvimos una oración para recoger la experiencia. De diferentes maneras, compartieron lo que les había supuesto la vivencia de Semana Santa. Se sentía a Jesús Resucitado en ellos y ellas, cuando expresaban cómo les había ayudado ver la fe de la gente, lo que habían aprendido y cómo les había tocado el corazón esta experiencia. Fue muy reconfortante y esperanzador, escucharles lo que implicaba para su vida esta experiencia.

Chiapas, además de la riqueza de su gente y de la Iglesia tan comprometida con el proceso del pueblo, de los indígenas y las mujeres, tiene una riqueza de naturaleza, con una belleza increíble. Por eso el lunes, para descansar, fuimos de paseo a disfrutar de tanta belleza y agradecerle a Dios que les regaló esta tierra.

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“GRACIAS POR QUE TÚ NOS HAS UNIDO DE VERDAD”

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No muy lejos de Soyatitán, a 28kms., hay unas cascadas preciosas: Las Cascadas del Chiflón. Con unos bocadillos en la mochila, se fueron a conocerlas, pasando un día de descanso contemplando la fuerza de la caída del agua, desde una altura de más de 300mts. Son 5 cascadas por las que va bajando el agua desde lo alto de la montaña con muchísima fuerza. Una de ellas, la más alta, se llama “Velo de Novia” y tiene una caída de más de 120mts. de altura.

El martes se regresaron todas/os a Guadalajara, con el corazón lleno de experiencias que les dejarán huella para toda su vida. Entresacamos algunos aportes que las y los jóvenes hicieron en la Evaluación:

– Nos llevamos en el corazón el amor de la gente y su generosidad
– Detectamos detalles como buscar darnos lo mejor que tienen, con detalles hacer que nos sintiéramos como en casa.
– Nos llamó mucho la atención que, como comunidad, en las celebraciones todos participan y dan su punto de vista de lo que les dejaban las lecturas y signos del Triduo Pascual.
– Buscan a Dios en todas partes
– El cariño de la gente, tanto hombres como mujeres, son algo sin precedentes, algo que
debemos contagiar a los demás sitios
– El testimonio que las personas nos dan, nos hacen darnos cuenta que, como seres humanos debemos apoyarnos y sobre todo seguir el último mandamiento que Jesús nos dejó: “Ámense como yo los he amado”.

Sin duda, Jesús Resucitado que se hizo tan presente en ellos, les seguirá acompañando, para que, al regresar a su vida cotidiana, sean testimonio de lo que aquí recibieron y aprendieron, como lo expresaron en su oración de envío:

Ayúdanos a mirar siempre hacia delante,
a emprender el camino convencidas/os, de que no vamos solas/os, de que Tú vas con nosotras/os.

Danos valor, mucho valor, para afrontar nuestra vida de todos los días, para ser testigos tuyas/os llevando ánimo y esperanza a las personas con quienes nos encontremos en nuestro caminar.

Abre nuestro corazón a los problemas del mundo. Haz que seamos capaces de escuchar a las demás personas.

Danos una actitud de humildad para servir con alegría cada día, sabiendo que, de esta manera, vamos construyendo tu Reino paso a paso.

Ayúdanos a gastar nuestra vida por el proyecto que Tú nos has encargado.
No queremos defraudarte, Jesús, queremos que cuentes con nosotras y nosotros. Estamos seguras/os de tu apoyo.

Gracias por este tiempo vivido, gracias por el silencio y por tu mensaje.
Gracias porque Tú nos has unido de verdad, gracias por haber estado aquí.
Gracias por todo, hasta por los detalles más sencillos.

Abdontxu N. Viar Bilbao, MMB