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El Viejo, Nicaragua

“HACIENDO ALGO GRANDE POR JESÚS”

El poder reconocer un Jesús más cercano, un Jesús que es amigo y a la misma vez hermano y compañero de camino en esta Misión de Semana Santa, me hizo reconocer también tantas experiencias que acrecentaron mi fe y me dieron la oportunidad de descubrirme más, sintiéndome acompañado por las personas de la comunidad donde nos recibieron a mi grupo de Misión y a mí.

En los domingos anteriores de preparación para la Misión, la hermana Pau nos compartió durante los temas esta frase de la M. Margarita… “Que no se nos pase la vida sin hacer algo grande por Jesús”… la cual nos hizo ir descubriendo qué haríamos por Jesús en esta Semana Santa.

Antes de irme de Misión tuve que prepararme emocional y espiritualmente, puesto que me tocaba irme a un lugar donde ya había tenido otra experiencia de Misión. Me hacia la idea de que sería igual que la experiencia anterior, aunque me dio gusto comprender que no todo es igual dos veces, pues en esta Misión me pude descubrir aún más y también darme la oportunidad de reflexionar y poder separar cosas en mi vida que quizás no son tan necesarias. En las comunidades del campo hay tanta necesidad, que estas realidades me ha marcado muchísimo, así que estuve con unos ojos atentos a las dificultades de la comunidad, la cual aun así, nos acogía con mucha alegría y con brazos abiertos.

Lo más bonito fue ver mujeres, hombres, jóvenes, niñas, niños y personas ancianas que con un corazón tan inmenso y lleno de fe, entregan un… “sí quiero seguirte Jesús y acompañarte en tu pasión, muerte y resurrección”, en ello encontré el verdadero significado de la fe.

Han pasado varios días desde la Misión pero aún me quedo con esta experiencia que día a día me enseña algo nuevo, pues reconozco a este mismo Jesús en las personas que me encuentro en la calle, en quien sonríe, en quien llora y sufre. Esto me hace recordar que no todas las personas están dispuestas a vivir esta experiencia, se centralizan más en cosas que les vacían el alma y el espíritu y, le doy gracias infinitas al Dios de Jesús y a las MMB por darme esta oportunidad de tocar estas realidades desde mi ser.

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Hay tantas cosas que me han calado de la Misión, desde el ir a acarrear el agua del pozo hasta la casa para podernos bañar, ayudar en las tareas de casa antes de desayunar, almorzar o cenar, aprender y compartir de manera especial cada una de las celebraciones de Triduo Pascual en la comunidad, de la integración de la comunidad en el Santo Viacrucis y poder recibir a Jesús en sus casas. Descubrir gente apasionada por la vida, gente apasionada por un Jesús que nos promete la salvación.

Pido porque en mi Ciudad de El Viejo, las personas tengamos tanto amor y poder recibir estas celebraciones con una fe que llena el alma, un mismo amor por un Dios que nos promete vida y vida en abundancia.

Ahora me toca seguir cultivando la experiencia en mi entorno, en donde me muevo, donde estoy, cómo me dispongo para ayudar a Jesús a cargar mi cruz día a día y sobre todo, hablarle a la gente de que Dios nos ama, que siempre nos alienta para que podamos seguirle, ya que Jesús mismo nos dice… “Yo soy la Resurrección, la Verdad y la Vida” (Jn 11, 25).

Mi misión se hace más grande, pues Jesús cada vez me pide más y más. Quiero siempre seguir haciendo algo grande por Jesús, desde lo que puedo aportar y desde lo que estoy dispuesto a dar, pues Jesús siempre será mi respuesta.

Guillermo Díaz
Integrante de JUMMER

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