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Instituto de la Vera-Cruz, Guadalajara, Jal. México

“INICIO DEL AÑO ESCOLAR… REMAR AL MISMO RITMO”

El 15 de agosto iniciamos formalmente los trabajos escolares en nuestro Instituto de la Vera-Cruz con una reunión de capacitación que tuvimos con todo el personal del colegio.

En el inicio de los trabajos se nos recordó y se nos invitó a través de unas palabras de bienvenida a recordar lo que es educar. Se nos dijo que la palabra “educación” proviene del latín educere “guiar, conducir” o educare “formar, instruir”. Esta palabra “educación” es un tema controvertido y dinámico, significa también “criar”, “alimentar”, “nutrir”, “sacar de”, “extraer”. La verdadera educación es la síntesis. Educar es formar en ideas y creencias, estimular el espíritu crítico; es promover, transmitir valores como el esfuerzo.

Hoy que iniciamos este nuevo curso escolar se nos invitó a que todos y todas las que formamos parte de esta institución nos sintiéramos compañeros y compañeras de esta tarea que hemos recibido, de guiar, acompañar, nutrir a las niñas y jóvenes que nos han sido confiadas.

Se nos recordó todo lo que hemos reflexionado del Carisma Mercedario, algo que hemos trabajado durante varios años como el Carisma Redentor. Centrado en el 4° Voto de “dar la vida”, constatamos las características de nuestro Carisma y Espiritualidad… Queremos “Ser Libres Para Liberar”.

Todo esto lo queremos vivir en la Comunidad Educativa, desde el dialogo, entendiéndolo como un intercambio, un proceso en una doble dirección, supone una salida de nosotras mismas para ser con la otra y el otro. Nos invita a construir puentes de comunicación con la humanidad entera, la tierra, las culturas, el cosmos, los pobres, las religiones. Y lo queremos vivir desde la opción por la justicia, la no violencia, la reconciliación y la paz como algo que no es negociable en nuestra vida y lo queremos impulsar y hacer vida en nuestras obras educativas.

El carisma es el lugar y punto de referencia de las relaciones entre personas laicas y religiosas. Así, el carisma se hace vocación y la persona responde a la vocación con un proyecto existencial y misionero. Es el puente que permite el encuentro, las intensas relaciones mutuas; el eslabón que une y diversifica las identidades, pasa a ser el punto de referencia y no la institución. Es como la sangre de la familia, el espíritu que da vida a la familia y a sus miembros. Es el puente que permite y facilita los encuentros. Es muy creativo: crea signos, llama a las personas a ser signos comunitarios. Nos mantienen alerta, en tensión y en constante superación.

Se expresó también, que todo esto, lo queremos compartir para que vayamos haciendo nuestros los valores que subyacen en nuestro caminar educativo. Se nos invitó a seguir con la camiseta puesta y subirnos en el mismo barco, el de la educación mercedaria.

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Después de estas palabras de Bienvenida se dio el reconocimiento al personal que ha trabajado 10, 15 20 y 25 años en el Colegio. Hablar de todos estos años de antigüedad laboral se dice fácil, sin embargo, vivirlos, conlleva historias únicas de gran trabajo. Son años de sumar esfuerzos a través del desempeño diario de sus actividades, los cuales se han traducido, en beneficios reales para toda la Comunidad Educativa.

Estas personas son parte importante y necesaria del proyecto educativo del Colegio, el cual no puede concebirse sin su valiosa colaboración. Por otro lado, sabemos que la Institución crecerá y se fortalecerá en la medida en que todas y todos realicemos nuestros deberes con responsabilidad y entusiasmo.

Finalmente, se nos invitó a continuar con esa mística de trabajo, caracterizada por la búsqueda de la mejora continua en la labor que desempeñamos, y a renovar ánimos para seguir fortaleciendo nuestro papel en la Institución desde las distintas áreas de trabajo.

La siguiente parte de la capacitación fue un trabajo por equipos que buscaba descubrir la necesidad de construir un equipo de trabajo cohesionado que funciona con eficiencia y eficacia y que, para ello, se requiere comprender la presencia de 5 elementos fundamentales que se dan en su dinámica de integración.

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La confianza = vulnerabilidad
Lograr confianza fundada en vulnerabilidad no es fácil, porque en el desarrollo de la carrera y de la educación. La mayor parte de la gente exitosa aprende a ser competitiva con sus compañeras/os y a proteger su reputación; controlar esos instintos por el bien del equipo constituye todo un desafío para ellas/os, pero eso es exactamente lo que se requiere.

Enfrentar el conflicto productivo
Todas las grandes relaciones, las que perduran en el tiempo, requieren de conflictos productivos para crecer. Esto vale para el matrimonio, la paternidad, la amistad y, por cierto, para los negocios.

El compromiso
En el contexto de un equipo, el compromiso depende de dos cosas: de la claridad y de la aceptación. Los grandes equipos adoptan decisiones claras y permanentes y las concretan con la completa aceptación de todos sus miembros, incluso de quienes votaron contra esa decisión. Se marchan de las reuniones con la confianza de que ningún miembro del equipo abriga dudas sobre el apoyo que merece la decisión tomada.

Responsabilidad mutua
Los miembros de los grandes equipos mejoran sus relaciones haciéndose responsables unas/os de frente a los otras/os y demostrando así que se respetan y que tienen grandes expectativas por el desempeño de cada una/o.
En el contexto del trabajo en equipo se refiere también a la disposición de sus miembros a pedir cuentas a sus compañeras/os sobre desempeños y conductas que pueden perjudicar al equipo.

La clave para fortalecer la responsabilidad es clarificar los objetivos y estándares que el equipo quiere alcanzar, establecer y determinar qué debe hacer cada miembro para que el equipo tenga éxito. Los miembros del equipo tienen que retroalimentarse entre sí con frecuencia para saber cómo se están desempeñando individualmente.

Atención a los resultados = logros compartidos
Centrarse continuamente en objetivos específicos y en resultados claramente definidos es un requisito de todo equipo que se juzgue a sí mismo por su rendimiento. Es necesario prestar atención a los resultados y monitorear y dar seguimiento del progreso, enfocándose en los resultados del equipo, más que en los resultados individuales.

Los equipos tienen éxito porque son sumamente humanos. Al reconocer las imperfecciones de su humanidad, los miembros de equipos funcionales superan las tendencias naturales que tornan tan elusivas la confianza, el conflicto, el compromiso, la responsabilidad para centrarse en la obtención de los resultados deseados.

Todo esto lo fuimos realizando a través de una dinámica y posteriormente en reflexión. Creemos que este primer encuentro nos impulsó a caminar para sentirnos un equipo que debe remar con el mismo ritmo y así, llegar a la meta.

Alicia Obregón Torres, MMB

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