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Instituto de la Vera-Cruz, Guadalajara, Jal. México

“JUMMER,
UN RECUERDO QUE ESTARÁ EN MÍ PARA SIEMPRE”

La nostalgia se postra ante mí, el recuerdo de algo hermoso retumba en mi cabeza, me pregunto cuándo será el día en que lo vuelva a encontrar, miraba los objetos que algún día estuvieron sujetos a la magia de la vida y la belleza de la naturaleza, qué hermoso sería vivir en ese mundo sin preocupaciones ni rutinas, en ese mundo donde sólo importa el estar bien con el prójimo.

Entre los objetos se encontraba una pequeña chancla, algo insignificante para unas personas, pero con una experiencia hermosa para otras, esa chancla significa el camino que recorremos, que sabemos que, aunque a veces vayamos solos/as en el camino, otros/as van a estar apoyando desde otro lugar; saber que no estoy sólo y saber que hay gente que pasa por lo mismo que yo. Como dice la canción, “El caminaba, con sandalias en los pies”, qué grandes cosas podemos hacer con el simple hecho de creer en algo, de creer en la humanidad y hacer creer a las personas que, en algún sitio de este mundo, alguien tiene un plan para nosotros/as, donde con la ayuda de la fuerza que se nos da, podemos avanzar con esa chancla cada día de nuestra vida.

Recuerdo un cerillo, imagino que muchas personas no han aprovechado su vida, no digo que yo sí, pero si algo puedo hacer para cambiar, aunque sea un poco el mundo con la llama de mi vida, pues adelante. Algún día mencioné que no me arrepentía de nada de lo que he hecho, y lo sigo diciendo, creo que mi experiencia de vida me ha ayudado a ver de otro modo el mundo, la vida y a nosotros/as mismos/as.

De pronto me invaden los recuerdos y me trasladan a ese lugar que inició con este camino, veo los rostros de las personas que marcaron mi vida de una forma eterna e irreversible y los siento aún en mi corazón. Esos lugares que algún día espero volver a pisar y sentir, que sin saberlo me hicieron volver a nacer y me abrieron los ojos. Muchas veces se nos olvida el sentido y perdemos el hilo de la vida y nos dejamos atrapar por la rutina, los falsos disfraces y la indiferencia… Aún recuerdo a viva voz las palabras que algún día una gran persona me dijo: “Aprende a ver la belleza de este mundo, tenemos tantas cosas en la cabeza que se nos olvida lo más importante y esencial de la vida, que es, estar bien contigo mismo/a y los/as demás” … Esas palabras me ayudaron bastante, hoy en día, después de 15 años cuando estoy muy presionado o estresado sólo volteo hacia el cielo, lo miro un momento y esa preocupación desaparece.

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A veces este mundo me parece simplemente mágico, he aprendido en este camino a tomarme un tiempo en el día y cuando veo que las cosas no están saliendo como quisiera o como deberían ser, volteo al cielo y a mi alrededor, donde están las verdaderas personas y veo lo que mucha gente no ve por miedo a ver algo distinto.

Quiero estar con las personas que sabe hacerlo y que cada día de su vida recorre el camino de la felicidad, en verdad ellas son las ricas de corazón, quiero aprender más acerca de ellas, sus inquietudes, necesidades y sobretodo aprender a vivir como lo hacen ellas.

Tengo la fortuna de haber compartido este camino al lado de muchas personas que han sido pilares en mi andar como misionero, gente que siempre se quedará con un pedazo de mi vida, de lo que soy.

15 años se dicen fácil y habla de una experiencia nutrida, aunque en estos momentos, mi corazón me hace recordar el nerviosismo y la emoción que tuve la primera vez que estuve sentado en esas bancas, esperando mi llamado para imponerme la cruz y emprender lo que a la postre sería una vida misionera y un compromiso eterno que hice aquel lejano 2003… ahora vuelvo una vez más a este lugar, con los mismos sentimientos pero con otra mirada, una mirada más madura y consciente que me invita a vivir de la manera más natural.

A partir de hoy voy a esforzarme para vivir como esas personas, voy a convivir con mi familia y con mis amistades, ellas son mi más grande vínculo con la perfección y con ellas me siento realmente vivo.

Siempre hay dos caminos que elegir, uno largo y difícil, pero con paisajes hermosos, y uno corto y fácil, pero con paisajes pobres, yo opté por el camino largo, y sé que es el más difícil de recorrer, pero tan solo hay que detenerse un momento a admirar la belleza en su más cruda realidad y hará que esa elección haya valido la pena… Simplemente hay que actuar en el mundo para poder vivir.

“Todo/as estamos destinados/as a morir,
depende de ti cómo quieres que se te recuerde”

Juan Carlos Pérez Bouquet
Asesor de JUMMER