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Instituto de la Vera-Cruz, Guadalajara, Jal. México

“MILAGRO DE AYUDA”

“Servicio Social una cadena de favores que trasciende en el corazón de nuestras alumnas mercedarias”

Compromiso, inclusión, solidaridad, “que nada de lo ajeno nos sea indiferente”, es lo que ha vivido y hecho palpable Jimena Llamas Martínez, exalumna misionera del Instituto de la Vera-Cruz.

Mujer comprometida, perseverante y a pie de lucha por los más desprotegidos, forjó su carácter, alimento su carisma misionero y se comprometió con quiénes más la necesitan gracias a la formación mercedaria y misionera que recibió en nuestro Colegio y especialmente en su Servicio Social por dos años consecutivos, “Bienaventurados”.

La Casa Hogar Bienaventurados de Jesús A.C., es una institución sin fines lucros que ayuda a niñas y niños en estado de abandono, orfandad o situación familiar difícil, con Parálisis Cerebral, Autismo, Epilepsia, Hemiplejia, Hidrocefalia, etc. Donde se les proporciona casa, alimento, vestido, tratamiento médico, terapias, educación especial, entre otros. Es aquí dónde nuestras alumnas viven un voluntariado de inclusión, de resignificación de vida y entrega por el prójimo, viviendo una transformación que trasciende más allá de sus dos horas de Servicio Social a la semana, que contagia a quienes les rodean y sus pequeñas acciones logran grandes diferencias en un mundo donde emana la indiferencia e injusticia.

Prueba de ello es el “milagro de ayuda” que logró Jimena el día 1 de octubre, que gracias a su motivación, contagio e impulsó una donación hecha por jóvenes de $42,500.00 pesos m/n.

Hoy que logramos vivir y compartir ésta realidad, es un motivo de alegría, pues lo que se siembra día a día en cada una de nuestras alumnas, termina dando frutos considerados milagros de esperanza, de ayuda, de fe, es una cadena de favores que comienza con la formación mercedaria que reciben todos los días y que se concretiza en su experiencia diaria llamada Servicio Social, pues es gracias a éste, que Jimena contagio y transformo a su mamá, invitándola a conocer el centro.

La mamá de Jimena es docente universitaria en la asignatura de Administración y dentro de su programa lleva un proyecto empresarial que tiene la finalidad de recaudar dinero con la intención de ayudar a quienes más lo necesitan, es aquí donde el carisma, la transformación de Jimena, su compromiso y ganas de ayudar, contagió a su mamá y motivó a que parte de esas ganancias se donarán al centro, alcanzando una suma de $15,000.00 pesos m/n, sin embargo Jimena no se conformó con eso, busco más, intencionó más y le pidió a su mamá que en éste nuevo semestre le diera oportunidad de presentar en una de sus clases la Casa Hogar, motivando a las y los jóvenes universitarios a echarle más ganas en su proyecto y lograr que parte del dinero recaudado se destinará nuevamente a las niñas y niños de Bienaventurados.

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No sabemos exactamente qué les dijo Jimena, lo que sí sabemos es que lo logró, logramos vivir y presenciar un milagro, pues fueron esas mismas palabras las que emitió Eugenia y el Hno. Alejandro quienes son Coordinadores del centro, al recibir el dinero.

Con la piel erizada, lágrimas en los ojos y voz entre cortada dijo Eugenia… “Es un milagro, definitivamente Dios ésta con nosotros y con estas niñas y niños, nunca nos desampara…” pues ese día por la mañana, ya estaban buscando estrategias para conseguir dinero y sobrellevar los gastos esenciales de la casa, comenta Eugenia que fue el mismo día, cuando recibieron por la mañana un sobre con algo de dinero que les daba un respiró para sobrellevar los gastos de estas semanas, sin embargo, cuando llegaron Jimena y su mamá a las 5:00 de la tarde a hacer entrega del dinero, nunca imaginaron que sería semejante cantidad. Ni la misma Jimena lo creía.

No hay palabras para describir ésta experiencia, se sentía firmemente la presencia de Dios en todo momento, no hubo palabras para agradecer lo que esa acción significaba para la Casa Hogar, pero lo que sí nos transmitieron es que estaban conscientes de que todo esto era obra y gracia de Dios, que era una cadena de favores que comenzaba desde el Colegio y terminaba en esa donación impulsada por Jimena Llamas.

“Qué no se nos pase la vida sin hacer algo grande por Jesús” como nos motiva la M. Margarita, no seamos indiferentes a las necesidades de las demás personas, vivámonos siendo incluyentes, sin miedo actuar y hacer algo grande, pues evidentemente está historia es testimonio que pequeñas acciones hacen grandes diferencias y lo que vivimos fue un verdadero milagro.


Lourdes Ramos Morett
Asesora de Servicio Social

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