NOTICIAS

Instituto de la Vera-Cruz, Guadalajara, Jal. México

“NUESTRO CAMINO POR EL INSTITUTO DE LA VERA-CRUZ”

Hoy nos tocó a nosotras terminar de escribir la última página del que será, tal vez, nuestro libro favorito por siempre: Nuestro camino por el Instituto de la Vera-Cruz. Hoy, tenemos que despedirnos de él y colocarlo en nuestra repisa de historias, porque sólo cerrando este, podremos escribir nuevos libros.

No nos dimos cuenta de cuándo comenzamos a escribir nuestra historia, éramos muy pequeñas cuando nuestros pies cruzaron la puerta de Preescolar, llegando a un mundo totalmente desconocido para nosotras. Y desde ahí comenzamos a recibir cada día, una serie de regalos que pudimos disfrutar y adueñarnos de ellos, sin embargo, hoy nos toca compartirlos. Regalos que se desprenden de un mismo envoltorio: “El Carisma Mercedario”.

Hay esencias que sellan nuestras vidas, y yo veo el Carisma Mercedario como un sello de tinta permanente que logrará dejar huella en todas las acciones que realice. A veces tendré que apretar más fuerte para que se marque, pero quedará allí.

Para unas fueron 15, 13, o 5 años tal vez los que fueron afortunadas de formar parte de una familia, y de poder llamar a este espacio “casa”. No nos dábamos cuenta de que día con día fuimos formando recuerdos y anécdotas que harían que hoy, la despedida fuera extremadamente difícil.

Cerrar este ciclo es hoy, para mí, una de las acciones más fuertes, significativas, nostálgicas y valiosas. ¿Cómo cerrar algo cuando tú todavía estás dentro de él? Sin embargo, creo que aquí nos han dado las herramientas para salir y brincar al mundo, porque desde siempre nos han dado una misión muy especial a cada una de nosotras, resumida, casi totalmente así: “Lograr que no se nos pase la vida nunca sin hacer algo grande por Jesús, porque en el colegio nos han educado para ser mujeres que trascienden, llevando siempre la verdad y viviendo relaciones incluyentes”.

Hoy, nos toca lograr que lo aprendido dentro de este lugar traspase las paredes del Colegio: Hoy, nos llevamos lo más importante con nosotras, que es el Carisma Mercedario, el cuál logró crecer dentro de nosotras con el contacto que tuvimos con diferentes realidades a lo largo de estos años, empezando por el Servicio Social, donde se tronó un pedacito de la burbuja que nos cegaba de la realidad, mostrándonos mediante distintos casos que, cerca de nosotras hay mucha necesidad de amor, de mejora, y de felicidad.

img-colegio_01

img-colegio_01
img-colegio_01

Por si la burbuja de la comodidad todavía no había sido tronada, entonces llegaron las misiones de Semana Santa a cambiarnos la vida a muchas de nosotras. Esta fue, sin duda alguna, una experiencia que, al menos a nivel personal, me hizo darme cuenta de todas las herramientas que nos da el Carisma Mercedario para poder asimilar las distintas realidades y, sobre todo, verlas con ojos de querer cambiarlas, de querer trabajar por ellas.

Personalmente, el recorrido por el Vera me ha dejado un sentimiento permanente: El de tener un hogar. Me ha regalado a las personas más importantes de mi vida, que hoy considero familia, porque conocí amigas increíbles, sinceras, reales… conocí maestras sabias, inteligentes y pacientes, directoras y subdirectoras que se preocupaban día con día para que nuestro aprendizaje fuera real y significativo. Pude ver la alegría de las hermanas Mercedarias cada mañana, compartiéndome sus ganas de amar la vida y sonreírle a las demás personas.

Y hoy puedo decir, que lo aprendido aquí no se queda sólo en mí, porque como dijo la Madre Margarita: “Hay que dar la felicidad que Dios me ha dado a manos llenas y que no todas las personas gozan. Pasar como Jesús haciendo el bien”. En este caso, mi felicidad fue todo lo aprendido en este colegio, y hoy me toca salir al mundo a compartir un poco de lo que aprendí, para que sea algo que todo el mundo pueda tener, y así, crear un mundo más justo, un mundo con más amor y en donde haya paz, pero no sólo que haya, si no que trabajemos día con día por ella.

Hoy, al ser una ex-alumna del Instituto de la Vera-Cruz, me llevo el compromiso de que el Carisma Mercedario se expanda por horizontes desconocidos. Y así como hoy se cierra este libro tan bonito, significativo y lleno de aprendizajes, tengo la certeza de que siempre estará ahí para releerlo una y otra vez, y que, mejor aún, puede tener una continuación.

Ana Sofía Güémez Palomar
Alumna de 3ro de Preparatoria