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Casa de Acogida, México, D.F.
“PEQUEÑOS PASOS DE ESPERANZA” |
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No hace mucho visité la misión de Soyatitán, Chiapas, a donde llegamos hace 15 años. Esta misión está inserta en la Diócesis de San Cristóbal las Casas, donde estuvo don Samuel Ruiz por décadas – un profeta de nuestros tiempos- y se logró una Planificación Pastoral de Conjunto abierta, con un sentido de Iglesia más al estilo de Jesús, con participación, comunión, valorando las diversas culturas que ahí es como un mosaico, donde se hablan 5 o 6 lenguas indígenas y donde ellas han ido recuperando su valor. Cientos de Diáconos casados prestan su ministerio a las diversas comunidades. Un momento importante en este proceso eclesial fue la Visita del Papa Francisco a principios del año pasado, donde se entregó la Biblia traducida a una de las lenguas más habladas en la Diócesis y les expresó el valor que tienen las culturas indígenas. “Sin embargo, muchas veces, de modo sistemático y estructural, vuestros pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, sus culturas y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, perdón hermanos. El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita a ustedes.” Papa Francisco. Don Felipe Arizmendi quien llegó hace como 15 años, continuó apoyando los lineamientos eclesiales vividos durante tanto tiempo. Un signo de esperanza en este caminar de apertura y la búsqueda de la inclusión es la pequeña experiencia vivida a partir de la invitación formulada a las Mercedarias de la misión de Soyatitán, por el Sacerdote encargado a nivel del propedéutico, para que fueran a compartir con los Seminaristas, en esta primera etapa de su formación, algunos temas sobre la Mujer.
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– Al pensar la llegada de las hermanas, para darnos las charlas, y conocer acerca del tema que nos iban a compartir, fue pensar que era algo muy aburrido y que no iba con nuestra formación -siendo seminaristas- , pero al ir empezando yo no quería participar, para mí era aburrido eso pero poco a poco fui captando el valor de la mujer, porque mi idea era diferente, de machismo, pero al ir oyéndolas fui cambiando. Fue una buena experiencia, que nos permitieran convivir con ellas y aprender lo que nos transmitieron. Fue algo bonito y maravilloso. – En esta etapa de formación ha sido muy importante conocer muchas cosas que nos han compartido las hermanas sobre el gran valor de las mujeres y, conocer el trabajo de las hermanas, pues todos somos guiados por el Espíritu Santo y siendo hombres o mujeres todos valemos lo mismo. – Lo que aprendí es sobre el verdadero e importante valor que se le debe dar a las mujeres en nuestro tiempo, comprendí que tanto el hombre y la mujer pueden hacer y decir en igualdad de circunstancias. – Vemos cuanta violencia hay en nuestro país sobre todo contra las mujeres, y la invitación a compartir en nuestras propias comunidades para poder dialogar y respetar a las mujeres. ¿Por qué esta invitación a esta etapa introductoria del Seminario? La idea es lograr una formación integral desde el inicio de la formación sacerdotal, teniendo una visión de fe desde la óptica de la mujer, ya que desgraciadamente se nos ha educado desde una perspectiva machista en todos los ámbitos de nuestra vida. Vimos muy positivo que un día a la semana los jóvenes seminaristas interactuaran con las hermanas religiosas, su sola presencia en nuestra casa le daba otro ambiente y esperamos que ellas nos sigan compartiendo toda su experiencia de fe y de vida y nos sigan ayudando a construir una sociedad más igualitaria y justa. Esto que se va gestando es como esa semilla de mostaza que, aunque es tan pequeña, pero puede dar vida a un gran árbol y “haciendo cosas pequeñas en lugares pequeños se puede transformar el mundo”.
Rebeca Cervantes Martín, MMB |