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Casa de Formación, Guatemala

“RECUPERAR LA HERENCIA”

En esta oportunidad les compartiré un poco la experiencia vivida en la “Marcha por el agua” impulsada por muchos pueblos campesinos que se ven fuertemente afectados por la falta de este recurso vital en sus comunidades de nuestra Guatemala.

Abuelas/os, madres, padres, niñas/os y mucha juventud, recorrieron más de 250 km desde el 11 hasta el 22 de abril el “Día de la Tierra” para llegar a la capital y exigir los derechos de sus pueblos, los de la Tierra y el Agua.

Esta marcha tuvo como objetivo la defensa y exigencia de los derechos del agua, la Madre Tierra, la vida y el territorio, así como, exigir la recuperación de nacimientos de agua, ríos, lagos, lagunas y costas marinas que han sido contaminados, robados y desviados.

Fue muy impactante ver a nuestra gente cansada, con sus pies llagados e hinchados pero con un espíritu de lucha, de esperanza y con una gran capacidad para seguirnos demostrando una vez más, cómo la fuerza está en la unión y que el asumir la responsabilidad del cuidado de los bienes que la Madre Tierra nos ofrece, debe ser de todas y todos. Por otro lado, fue muy desgarrador ver que mujeres y hombres caminaban descalzos con sus pies negros por el asfalto porque sus zapatos se les hacían una carga ante la larga caminata que ya habían hecho, sin embargo sus voces no se cansaban de pronunciar a cada momento las consignas que nos hacían tomar consciencia de cuánta necesidad hay en nuestros pueblos y que muchas veces es ignorada o simplemente no lanzamos la mirada a ver la realidad más ampliamente.

Otro hecho significativo fue tener el honor de ver a las y los líderes de los pueblos, sobre todo por su sencillez, su capacidad de organizar y llevar el control de sus grupos. Es un orgullo ver a tantas personas como ellas que son capaces de hacerse presentes en nombre de sus pueblos y hacer que su comunidad camine con ellas/os ante la defensa y la exigencia de lo que por derecho les corresponde.
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La sensibilidad se dejó notar de mil maneras, había grupos atendiendo las heridas de los pies de cada caminante, otros grupos dando suero para resistir ante el calor, otros dando frutas o algún alimento. Sin dejar de mencionar el apoyo de muchas personas para los desayunos, almuerzos y cenas de nuestros caminantes.

También se elevaban banderas con los colores rojo, negro, amarillo y blanco, representando a los pueblos de los cuatro puntos cardinales presentes: blanco-norte, amarillo-sur, rojo-oeste y negro-este. De este modo el pensamiento maya también representó determinados acontecimientos especiales como la siembra, la cosecha, el nacimiento de un nuevo ser, la salud, la enfermedad, la pérdida, entre otros, en general todas las ocasiones para agradecer y bendecir. Con éste espíritu nos llaman a recuperar la herencia que por mucho tiempo la hemos dejado olvidada: la interdependencia e interconexión de toda vida para generar más vida y no lo contrario.

Una experiencia muy profunda y muy sentida que no solo es ser parte de una solidaridad, un apoyo o un acompañar, sino realmente poder sentir la responsabilidad y ser parte de esa co-responsabilidad que toca como ciudadana y como “hija del maíz”.

Las tareas a las que nos invita este acontecimiento, son a realizar acciones concretas, comportamientos profundos hacia la naturaleza, familias y comunidades, ya que esto capacita a las personas para convivir con otros seres dentro de la riqueza del mundo natural.

Ana Noemi Chocoón Ajcú, MMB

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