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Instituto de la Vera-Cruz, Guadalajara, Jal. México

“UNA EXPERIENCIA QUE JAMÁS OLVIDARÉ”

Tuve a experiencia que jamás olvidaré y llevaré presente toda mi vida. Me acuerdo que ese día iba con mucha alegría y entusiasmo de ver las caras de esas personitas cuando llegáramos.

Lo primero que hice al llegar, fue voltear a ver a cada uno, claro que era imposible ver y aprenderme los nombres de tantas y tantas personas que había ahí.

Llegué y pensé que iba a ser muy fácil, pero no lo fue, y menos al principio. No sabía qué hacer, ni que decirles, estaba muda. No sabía si algo que les podía decir lo iban a tomar de una buena manera o de una mala manera.

Después de un tiempo cambiaba a platicar con otra persona, hombre o mujer; decidí platicar con ambos, se me hacía más fácil platicar con las mujeres porque podía sacar más temas de conversación, pero eso no importó, platiqué con un señor que desde de que llegó me llamó mucho la atención. No paraba de ¡sonreír!, y eso fue algo que me encanto de él. Que a pesar de sus complicaciones en la vida, seguía sonriendo y se veía muy feliz. Me contó que le gustaba mucho dibujar mandalas y que era muy bueno para hacerlas.

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También me tocó platicar con otra mujer, ella me contó una historia que me dejó con la boca abierta, y sabía que eso era normal, sabía que me podía pasar eso y que podía reaccionar así ante esas situaciones. Además, estuve platicando con otra mujer muy linda, alegre y muy bonita, y también me gustaba mucho su actitud, porque a pesar de todo, era muy abierta y me contaba cosas sobre ella.

No fue fácil esta experiencia, tanto que el lugar y los olores no eran muy agradables, y unas personas no tenían una actitud muy buena. En todo sentido, de verdad me sirvió mucho esta experiencia y tenía muchas ganas que quedarme más tiempo con ellos.

Ana Sofía Alejo Martínez
Alumna de 3° de Secundaria