“ENCUENTRO DE LAS NUEVAS GENERACIONES”

El Encuentro de Nuevas Generaciones de la Vida Religiosa es un espacio en donde nos reunimos especialmente jóvenes de las distintas Congregaciones e Institutos. Es un espacio de formación y acompañamiento a las inquietudes, identificaciones, desafíos y cuestionamientos que en nuestro compromiso y seguimiento a Jesús vamos encontrando.

Es una experiencia que nos ayuda a “Impulsar un proceso de revitalización de las Nuevas Generaciones de la Vida Religiosa a partir de las experiencias culturales y de los propios carismas, para que a la luz de las reflexiones iluminadoras de nuestro caminar y del encuentro con Jesús Resucitado, se vislumbren las líneas inspiradoras que animarán los procesos formativos y misioneros”. (Proyecto mundo Joven, de las Nuevas Generaciones)

El domingo 7 de febrero participamos en el Primer Encuentro y nos reunimos en la ciudad de Guatemala, en CONFREGUA (Conferencia de Religiosos de Guatemala). Estuvimos alrededor de 40 jóvenes, mujeres y hombres, de las distintas congregaciones que se encuentran en Guatemala prestando su servicio misionero.

En este Primer Encuentro tuvimos el gran honor de escuchar a Geraldina Céspedes, Misionera Dominica del Rosario, Doctora en Teología. Ella abría el espacio con una invitación especial para este encuentro desde el texto de 2 Timoteo 1,6 “Reavivar el don de Dios que hay en mí” y con ello nos dispusimos para dejarnos acompañar con el tema al que nos motiva el Papa Francisco y que Geraldina lo ubica desde la juventud “El Jubileo de la Misericordia desde las Nuevas Generaciones”.

Nos invitó a vivir este año de la Misericordia conectando con el origen de nuestra vocación, pues en ella está la misericordia, ya que la Misericordia es el hilo que debe cocer todas nuestra experiencias y con ella (la Misericordia) debemos tejer todo lo que va apareciendo en nuestra vida. Por tanto la Misericordia es una “forma de ser, de estar en la vida, una forma de estar en el mundo”.

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¿Qué nos dice el jubileo? “Es tiempo de pararse y reajustar las opciones”. Desde la vida de Jesús tiene que ver siempre con las personas pobres “dar oportunidad a quien no tiene oportunidad”. Es como un dar cuerda, así que detenernos a ver a que le tenemos que dar cuerda en nuestra vocación y opción fundamental. Así mismo, el Jubileo es un “tiempo de Gracia, agradable a Dios” en la que hay que renovar relaciones con nosotras/os mismas/os, con Dios, con las demás personas y con la Creación.

Nos animó a vivir el Jubileo de la Misericordia con el “principio de la compasión”, ya que sin esta mística no podemos asumir los principios “Pobres-Tierra”. El principio de la compasión es buen maestro, “ya que la compasión nos abre a la realidad y debe ser la raíz más profunda donde ha de brotar nuestra entrega así como Jesús”. Entonces nuestra vida tiene que estar atravesada por la Compasión.

Nos abrió la perspectiva de cómo la Misericordia nos lleva a la “pastoral de la caricia”, una delicadeza de la ternura. Impulsándonos a que nuestra pastoral sea en clave de caricia, del contacto con la gente, porque la “caricia” es sanadora y para ello hay que explorar el toque sanador y liberador de Jesús.

Con estas grandes invitaciones vivimos un encuentro con mucho sentido y significado, en donde todas y todos en el grupo nos sentíamos identificadas/os con el deseo de seguir alimentando nuestra vocación, nuestra espiritualidad y nuestro seguimiento a Jesús para responder con un profundo sentido humano, sensible a las realidades dolidas que nos encontramos en el entorno de nuestras acciones pastorales.

Ana Noemi Chocón Ajcú, MMB

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“EL CUIDADO DE NUESTRA CASA COMÚN”

“Yo no vengo a consolar, yo vengo a causar angustia, porque la persona que está tranquila se acomoda. En cambio la persona angustiada se mueve, busca una solución”

Leonardo Boff.

Nos sentimos agradecidas por la vida y la oportunidad de vivir las experiencias que el mes de febrero nos ha traído y en está ocasión queremos compartir la alegría de poder escuchar a uno de tantos hombres sabios con los que podemos contar aún e iluminarnos para buscar una mejor alternativa de vida en conexión con el cuidado de la Madre Tierra “nuestra Casa Común” como la llama el Papa Francisco.

El 5 de febrero tuvimos la oportunidad de reflexionar el tema “El grito de las personas pobres y de la tierra en el contexto de la educación y del desarrollo”. Impartido por Leonardo Boff, quien inició su conferencia resaltando su admiración personal por nuestra Guatemala, por sus dolores, principalmente por su legado y sabiduría que nuestras/os mayas nos han dejado.

La conferencia tuvo como centro la llamada urgente a sumar fuerzas para conservar nuestra “Casa Común”. “Casa Común, porque es algo más que un planeta, la Madre Tierra es el lugar, la experiencia existencial, donde el hombre y la mujer se siente acogida e identificada”. Salvar y bajar hacia la Madre Tierra porque está siendo crucificada. Concientizando y haciendo un llamado a cambiar y actuar para que nuestra “Casa Común” no grite más. Enfatizó la urgencia de replantear, cambiar el estilo de vida, el modo de producir y de consumir, señalando también que todos y todas somos una porción de tierra que siente, piensa y ama, “somos parte de la tierra buena” “¡Somos tierra!” dijo. “No hay diferencia entre tierra y humanidad bella. Todo lo que es bello está en el planeta por eso hay que actuar”. Desde estas afirmaciones no perdió el hilo conductor de su propósito que es el de causar angustia para comprometernos con la tierra que sufre, que grita bajo 4 amenazas las que fue explicando una a una:

1.   La tierra grita con el armamentismo y la creación de armas nucleares. Hemos creado el principio de autodestrucción. El ser humano mismo lo ha creado.
2.   La sobrecarga de la tierra: El 23 de septiembre del 2015 se ha declarado día de la sobrecarga de la tierra, ha sobrepasado su “biocapacidad”.
3.   La tierra está enferma, tiene fiebre: “calentamiento global”. Cada 26 mil años hay cambios climáticos, en la actualidad no es así, los cambios son acelerados, muchas vidas no podrán adaptarse y morirán.
4.   La escasez de agua potable: el 70% es agua salada y el 30% es agua dulce y, de ese 30% un 20% de agua dulce está controlada por la industria que es una minoría y el 10% de agua es para atender las necesidades de los seres humanos. Y desde esta realidad nos recuerda una triste realidad de que “quien controla el agua, controla la vida y quien controla la vida tiene en sus manos el poder”.

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Ante estas cuatro amenazas es necesario tomar conciencia de nuestro estilo de vida, el estilo con que habitamos la tierra para solidarizarnos con ella y con todo ser viviente que no es ajeno a nadie porque todo lo que tiene vida está interconectado.

Dijo que es necesario abrir paso a un nuevo paradigma, al “Paradigma del Cuidado”. Recordándonos que el ser humano es un ser de cuidado, somos hijos del cuidado de nuestras madres. El cuidado en nuestro mundo de hoy es una nueva dimensión, que hay que cuidar. Cuidar todo lo que debe ser cuidado, ya que el cuidado es fundamental para otro tipo de evolución nos dijo Leonardo Boff. Es necesario educar en y con Responsabilidad colectiva; responsabilidad es sentir que debemos cuidar, que debemos racionalizar, educarnos en la sensibilidad, tener el sentimiento de que el dolor del otro/otra es mi dolor, la responsabilidad del otro/otra es mi responsabilidad. Es la hora de cambiar, de ya no producir bienes materiales, sino que hay que producir bienes naturales, educarnos en una espiritualidad de la tierra, aprender a celebrar la vida del Espíritu, celebrar la propia vida, amar la vida a nuestra “Casa Común” porque está siendo crucificada a diario.

“El ser humano es el gran cuidador de esta herencia sagrada”. El esfuerzo es pasar de la cabeza al corazón, transformar los conceptos para rescatar los derechos del corazón, cuidar el amor para amar y cuidar la vida.

Ileana Vásquez Chacaj, MMB

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“AVANZAR HACIA EL MAR”

Queremos acercarnos a ustedes para compartir algunas de nuestras reflexiones que nos van ayudando a profundizar en nuestra respuesta del día a día desde nuestro ser misioneras.

Del 30 de enero al 1 de febrero, tuvimos la oportunidad de “refrescar” y renovar nuestra opción de Vida Religiosa (VR), fuimos acompañadas por Simón Pedro Arnold quien fue invitado por CONFREGUA (Conferencia de Religiosa/os de Guatemala) y el menú principal fue: “Cambios de paradigmas y vivencia de los Votos”, hacia las aguas profundas.

Se constata que el Concilio del Vaticano II marcó el caminar de la Iglesia y se nos preguntaba: ¿Hacía dónde nos quiere llevar el Espíritu?, ¿Cuáles son las preguntas que nos lanza? Toca replantearnos si estamos en conexión con los desafíos de hoy porque nuestro mundo está cambiando de modo copernicano y el Evangelio no es para responder sino para replantearnos las cosas y proponer prácticas desde Jesús, es la hora del riesgo, la fe como riesgo.

Somos herederas de toda una Teología de la Liberación, experiencia de mártires pero estamos en situación de minoría y queremos replantearnos esto como un riesgo, como Jesucristo. Por eso, es necesario avanzar hacia el mar profundo y lo fundamental es volver a la fe y, volver a la fe es volver a la mística orante. Eso significa, que estamos urgidas de un discernimiento fino y el discernimiento nos ayuda a situarnos en el mundo de hoy.

Se nos invita a no “hablar” de Dios, solo se puede decir de Dios “lo que Dios ha hecho en mí” por eso es una misión kerigmática. La VR es un kerigma, si la comunidad no transparenta quién es Jesucristo nuestra misión es en vana. La VR necesita reflejar lo de Dios, estamos en una época que va más allá del discurso, es una etapa de la humanización y en la humanidad de hoy hay palabras simbólicas que devuelven sentido.

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Nuestras comunidades pueden ser “cajas de resonancia” porque nuestros votos quieren ser el espacio abierto en nuestra vida para proponer algo diferente. Nuestros votos son como un “ensayo” de otra forma de amar, de vivir. Toca reaprender a ser simple compañeras de ruta “estar con”.

Además, se nos invitaba a vivir y fortalecer la experiencia mística como experiencia que transforma con y desde la persona de Jesús y el misterio de Dios. Hoy, es tiempo de silencio, de profunda oración, de escucha a la Ruah. Se nos invita a ser signos de esperanza, esto significa caminar contracorriente, un caminar “al revés”, ser una pequeña luz en medio de las tinieblas, acompañar a las víctimas porque Dios se identifica con la víctima inocente.

Nuestra misión, una misión que vuelva a la “nazareidad” y que produzca encuentro, que cada comunidad elabore el relato de lo que Dios ha hecho, una VR experta en intimidad con Dios y esto es solo desde Jesús… Jesús no habla de Dios sino nos muestra como habla con su Abba, a quien nos mostró y enseñó a través de las parábolas.

Este es el tiempo propicio para avanzar hacia el mar de las profundidades, situarnos en el mundo de hoy desde la experiencia de Jesús de Nazareth.

Carmen Ayerbe G., MMB y
Graciela Pérez G., MMB

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