“DESCUBRIENDO EL ROSTRO DE DIOS”

Cada año se hace la convocatoria desde la Pastoral Juvenil a las y los jóvenes que sienten el deseo de ir de Misión durante la Semana Santa a las distintas comunidades que conforman la Parroquia de Colomba. Empezamos la formación un mes antes, la cual es impartida por el diácono José David Sac.

Una semana antes de irnos de Misión nos dijeron el lugar y la persona con quien íbamos a ir, ya que en Semana Santa no solo participan jóvenes del centro de Colomba sino también jóvenes que vienen de la capital y este año se nos unieron 6 religiosas que pertenecen a la congregación del Cenáculo Dominicano.

Me tocó ir al centro de Pilar, Florida y mi compañera fue Maudely Pérez, el domingo de Ramos por la tarde tuvimos un espacio para compartir y conocernos. Salimos a las comunidades el lunes santo algunos desde las 8:00am, otras/os tuvimos que esperar a que fueran por nosotras/os.

Con Maudely habíamos estado en contacto antes de las misiones y cuando le platiqué que íbamos juntas ambas llevábamos algo claro, que era el entregar todo lo que estuviera a nuestro alcance y aún más a la comunidad donde nos tocara.

El centro donde nos tocó está conformado por cuatro comunidades, las cuáles por la distancia les cuesta trabajar en conjunto, ese fue nuestro primer reto: el motivarles para trabajar en equipo ya que como centro podían trabajar en unidad y no cada quien por su parte.

Debido a que solo íbamos una semana, tomando en cuenta las distancias y otros factores, decidimos dividirnos el trabajo con mi compañera, martes y miércoles nos tocó ir a lugares distintos. Al ir recogiendo el día nos dábamos cuenta de una realidad muy dura, algo que a ambas nos marcó y era que nos tocó ver muchos casos de machismo y violencia hacia la mujer, a quien se le trata como un objeto, como la que solamente tiene a los hijos, quien hace los quehaceres del hogar y está para servir al marido en lo que se le ofrezca.

Es difícil lidiar con éstas cosas, más aún cuando este círculo se ha vivido de generación en generación. Cambiar la mentalidad de ambos, en cuestión de un día no es posible, hablarles de la importancia que tienen cada uno en el hogar, que valen por igual, que Dios nos ve a mujeres y hombres de la misma manera, si fue posible. Tratamos de dejar sembrada esa semilla en cada persona con la esperanza de que diera frutos, quizá no en todos los hogares pero con el hecho de que en un hogar hayan llegado esas palabras nosotras éramos felices.

Otra dificultad que encontramos fue el hecho de que también existía mucha discriminación hacia unas personas por el simple hecho de ser mayores, de pensar diferente o de actuar diferente. Entre todas las cosas que nos impedían realizar al cien por ciento nuestra labor, nosotras seguíamos con el buen deseo de hacer las cosas de la mejor manera y siempre de la mano de Dios. Pedíamos que fuera Él en su infinita misericordia quien nos guiara y colocara las palabras adecuadas en nuestra boca.

El jueves santo tuvimos una respuesta increíble por parte de las personas en el momento de la Celebración de la Palabra, pero lo más bonito fue ver que una de las comunidades que estaba muy alejada en cuestión de distancia fue de donde más personas llegaron. El momento de la Hora Santa fue muy especial, debido a que en el centro no tienen la costumbre de hacerlas, por lo tanto fue algo muy enriquecedor tanto para ellos como para nosotras. Algo que le dio un toque especial fue que en el templo no había energía eléctrica por lo tanto la adoración al Santísimo se hizo a la luz de las velas.

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El viernes santo tuvimos el recorrido del santo Viacrucis alrededor de las 9:00am y cuando nos dirigíamos al lugar de donde iba a iniciar, observábamos la ilusión y el esmero con que las personas preparaban los pasos del mismo, familias trabajando juntas, personas anciana niñas y niños, todos por igual y, para la celebración de los santos oficios también hubo mucha participación.

El sábado por la mañana visitamos la comunidad de la violeta que es la comunidad que está más alejada de las otras tres. Nos acompañó don Chilo Vásquez, dicha comunidad está conformada por pocas familias pero a pesar de ser pocos, están muy bien organizados. Al ir visitando los distintos hogares, todos expresaban su indignación y su tristeza debido a que en diciembre les robaron cuatro imágenes antiguas del templo, (El Nazareno, la Virgen de Dolores, José y María) estuvimos motivando a las familias e invitándolas a que nos acompañaran a la Vigilia.

Regresamos a la comunidad de María Teresa alrededor de las 3:00pm, ya que en esa comunidad íbamos a celebrar la Vigilia Pascual. Estuvimos coordinando algunas cosas que hacían falta y acompañamos al coro que iba a cantar esa noche.

La Vigilia empezó a las 7:00pm y gracias a Dios, también hubo mucha participación. Fue increíble ver a personas que habíamos ido a visitar los días anteriores hacerse presente esa noche. Al finalizar la Vigilia uno de los Catequistas nos agradeció nuestra estadía en las comunidades y recalcó que se había logrado algo muy importante que era el unificar a las comunidades en dichas actividades ya que en otras ocasiones las hacían por separado.

Maudely y yo les agradecimos las atenciones brindadas durante la semana que estuvimos acompañándoles, les invitamos a mantenerse en unidad como centro, ya que si se pudo lograr esta vez, las otras veces también se podía lograr.

Al terminar de despedirnos de las personas que se hicieron presentes tuvimos la oportunidad de compartir un poco cómo nos habíamos sentido, nos dábamos cuenta que a veces quisiéramos estar más tiempo con las comunidades, que una semana no es suficiente pero también éramos conscientes de que dimos lo mejor de cada una y eso nos hacía sentir satisfechas.

En lo personal doy gracias a Dios por la oportunidad que se me dio de ir de Misión, cada comunidad a la que he ido me ha marcado mucho, he descubierto el rostro de Él en las personas, eso me motiva en mi diario vivir. Me siento muy agradecida con la hermana Nora Gómez MMB, por motivarnos desde Pastoral Juvenil y acompañarnos en todo lo que necesitamos. También doy gracias por mi compañera de Misión, aprendí mucho de ella.

Muchas veces las personas que vamos de Misión somos cuestionadas por las demás, ya que no entienden nuestros motivos, pero solo nos entienden quienes se han atrevido a vivir esta maravillosa experiencia, quienes han descubierto en la otra persona el rostro viviente de Dios que día a día nos hace la invitación de llevar su palabra a las y los demás.

Quizá al principio nos de miedo y no nos sintamos preparadas, pero con la ayuda de Él y de nuestra Madre Santísima todo es posible, solo es cuestión de arriesgarse un poco y atrevernos a ser diferentes.

Marleny Yoc
Integrante de la Pastoral Juvenil

“BIENAVENTURAD@S L@S MISERICORDIOS@S”

Este año la propuesta de seguimiento a Jesús motivada por el Papa Francisco invita a los y las jóvenes a vivir la Misericordia para ser felices. Nos es una cosa fácil la que nos propone, porque en sí misma supone salir de nosotras/os mismas/os para encontrarnos con nuestras hermanas y hermanos, sobre todo, salir al encuentro de aquellas personas que más sufren.

Se dice que en Guatemala, como en muchas otras partes del mundo, la juventud ocupa el mayor número de población, estamos hablando que nuestro mundo es realmente joven. Esto es una oportunidad que no se debe dejar pasar, pues en las y los jóvenes hay inquietudes, deseos y sueños que esperan ser una realidad. Sin embargo, poco a poco el sistema imperante nos va acostumbrando a tener la mesa servida, todo rápido, de un solo uso, todo desechable. La motivación del Papa Francisco se contrapone a esta cultura del descarte y quiere ser una luz para los jóvenes. Algunos valores que podemos sacar de su propuesta son: el servicio, la solidaridad, amistad, compasión, desprendimiento, disponibilidad, misericordia, etc. Cada uno de estos valores necesita de pies y manos.

Para ir viviendo estos valores hace unos días, durante la Cuaresma, nos reunimos con algunas/os jóvenes de la Parroquia de Colomba para darles a conocer la propuesta de este año y motivarles a vivirla en conjunto. En la primera reunión se respiró un ambiente de mucha cooperación, los rostros de las y los jóvenes se miraban atentos e ilusionados para responder a la llamada.

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Una de las experiencias que marcó esta reunión fue que, ante la realidad de muerte que se está viviendo en el municipio no podemos quedarnos con los brazos cruzados y si en un joven podemos incidir y eso le ayuda a vivir mejor, habrá valido la pena la misión de acompañar a las y los jóvenes.

Seguido a esta reunión, se programó un primer retiro de preparación para vivir con mayor profundidad la Semana Santa, en el cual participaron alrededor de 110 jóvenes entre el casco urbano y el área rural, en dos fechas diferentes, a modo de llegar a ambas realidades de la Parroquia de Colomba.

Es muy gratificante ver que hay muchas/os jóvenes deseosas/os de encontrarse con Jesús, de seguir sus pasos y modificar algunas actitudes que matan la vida. La tarea de ser felices en medida que vivimos la Misericordia, es algo que no concluye en encuentros, retiros o reuniones, estos son sólo medios que nos ayudan a despertar la conciencia. Para nosotras/os vivir desde la Misericordia se está convirtiendo en un estilo de vida, un camino que ya hemos iniciado y que nos va cambiando la vida sin apenas percibirlo, queremos ser felices y si mientras lo somos podemos hacer felices a las demás personas ya ganamos.

Nora A. Gómez Mares, MMB

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“GENTE CON UNA GRAN FE”

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“Compromiso con las personas
más pobres”

La Misión de Semana Santa en Colomba, Guatemala, la comencé a vivir en el Carmen y enseguida nos fuimos a San José, donde se reunía el Centro de Mujuliá para hacer la celebración del domingo de Ramos. Este centro tiene varias comunidades, así que la Iglesia estaba llena de fieles.

El Carmen es una aldea que está en la ladera de la montaña, tiene varios nacimientos de agua, la única calle que tiene es muy empinada y cerca de ahí, hay una cascada que ahora está menos nutrida porque la están entubando para llevarla a otros caseríos.

En esta comunidad me recibieron en la casa de Armando y posteriormente, con los otros Catequistas organizamos las actividades de la semana. Lunes y martes por la mañana trabajamos con niñas/os y jóvenes, por la tarde visitamos a personas enfermas e hicimos una celebración en San José Altamira. El miércoles realizamos un retiro para profundizar sobre el Triduo Pascual, en el cual participaron solamente 16 personas, ya que durante estos días la gente recibe la visita de sus familiares que han ido a trabajar a la capital y solo pueden venir en Semana Santa y Navidad.

El jueves santo por la mañana visitamos a las personas enfermas, entre ellas a Doña Lucia que está en coma desde hace un mes y no recibe nada de alimento, ni siquiera un poco de agua o atol. Yo pensaba que no resistiría más y que antes de terminar la semana ya habría descansado, pero todavía el 2° domingo de Pascua continuaba en coma… realmente la Vida es un Misterio.

Por la tarde, tuvimos la Celebración de la Ultima Cena en la que la comunidad adornó muy bonito la Iglesia, al estilo del altiplano con coroso, flores y frutas. El lavatorio de los pies lo realizamos con las personas voluntarias que estaban en la celebración, la mayoría mujeres y tres hombres. Al terminar la celebración hicimos la Adoración del Santísimo, lo organizamos por grupos y cada uno estuvo encargado durante 20 minutos, iniciando las/os niñas/os con su Catequista, las jóvenes también con su Catequista y después, las mujeres y yo reflexionamos sobre el mandamiento del Amor. Realmente que la gente tiene una gran fe y una gran capacidad de escucha… qué profundas sus reflexiones y su compromiso con las personas más pobres y sencillas. Por último, Armando acompañó a los hombres en su adoración, quienes la realizaron con un gran respeto, terminando a las 10:30 de la noche.

El viernes hicimos el Viacrucis en la calle del Carmen, el recorrido no es tan largo, pero sí muy cuesta arriba. Es en la celebración que participó más gente, aprox. unas 65 personas y por la tarde, en los oficios divinos también hubo buena asistencia.

La Vigilia Pascual fue muy bonita, comenzamos la bendición del Fuego Nuevo y del Cirio Pascual en la casa de Armando, cada persona colaboró con su leño para la fogata y allí iniciamos la procesión. Entre los Catequistas y yo coordinamos la celebración que resultó muy atractiva, reflexionamos sobre el Evangelio y el compartir fue muy enriquecedor. Terminamos la celebración compartiendo un chocolate y pan de la Semana Santa, la comunidad reconoció que es la primera ocasión que un hermana pasa esta semana con ellas/os así que, estuvimos muy contentas/os por la experiencia.

María Micaela Reynoso, MMB

“Una experiencia
de vida y compromiso”

Santa Anita la Unión y San Isidro son dos comunidades rurales con las que compartimos la Semana Santa. Después de vivir la Cuaresma aquí en el pueblo de Colomba Costa Cuca en Guatemala, pasamos a compartir con dichas comunidades, que tienen una experiencia de organización de muchos años, sobre todo Santa Anita la Unión desde los 80´s.

En un primer momento, al acompañar a la gente de estos lugares, tuvimos algunas reuniones para organizar y planificar la Misión. Para las personas de la comunidad de Sta. Anita estaba claro su objetivo, que era el motivar a la comunidad de San Isidro a vivir una Semana Santa compartida.

Comenzamos entonces, visitando casa por casa para invitarles a los oficios, si en el camino encontrábamos alguna persona enferma, hacíamos oración y nos quedábamos más tiempo con ella. Fueron dos días de visitas y conocimos a mucha gente.

Jueves, viernes y sábado fueron más intensos, llenos de remembranzas de experiencias vividas, dejándose iluminar por la Palabra de Dios, que les aclaraba muchas dudas, les fortalecía en la fe y el compromiso por su comunidad. El jueves santo por la mañana tuvimos un momento fuerte de oración y el tema de fondo fue: “La oración de Jesús en el Getsemaní” (Mt 26, 36-46).

Leandro, quien es Catequista de Santa Anita expresaba para el grupo: “Nuestro viaje a la pasión de Jesús en esta semana, comienza con esta reflexión de la oración del Getsemaní y vamos hacer el esfuerzo de profundizar. Estamos abandonados/as por el sistema actual, no tenemos medicinas, no tenemos trabajo, no tenemos oportunidades, etc.”

Se preguntaba al grupo ¿Qué nos impide velar y estar atentas/os… A lo que respondieron en un primer momento: “Este sistema social que nos enreda con sus noticias, sus anuncios y la dependencia que causa en nuestros hijos el uso de la tecnología como los celulares”; también reflexionaron la pregunta ¿Cómo puedo mantenerme despierta/o en las cosas del Señor? Y respondieron: “Asistiendo a las celebraciones de la Palabra de Dios, visitando a las personas enfermas, fortaleciendo el trabajo comunitario, cuidando nuestros espacios comunes, estando atentos/as a nuestras hijas e hijos”. El grupo cerró esta experiencia con un gracias a Jesucristo que dio su vida por nosotras/os y la decisión de seguir fortaleciéndonos en nuestra fe.

Los días santos por la tarde, se vivieron con mucho fervor y respeto, trabajando y participando en todos los compromisos y, asumiendo con responsabilidad todo lo que se planifico. Nos llamó poderosamente la atención que, durante las celebraciones del Triduo Pascual participó con gran devoción una ancianita que se llama Lucia. Ella ha sufrido derrame cerebral, pero se mantiene muy arropada y cuidada por su familia.

El Viacrucis lo realizamos entre las dos comunidades, en el cual caminamos como 2km por carretera y la ancianita, iba en su silla de ruedas empujada por su nuera y las mujeres de la comunidad, que espontáneamente se fueron turnando para ayudarle en el camino. Fue muy hermoso ver como se solidarizaban unas con otras y Doña Lucia, reflejaba en su cara una gran devoción y una alegría inmensa al poder “acompañar al Señor Jesús” como ella decía.

El sábado en la Vigilia Pascual cerramos con un gesto, quemando simbólicamente todo lo que no nos ha dado vida para sustituirlo con la maravillosa y sanadora luz de Cristo Resucitado. Prendimos nuestro cirio y con él, todas las velas que llevábamos, emprendiendo el camino procesional, muy conscientes y llenas/os de fervor por lo que estábamos asumiendo… “Dar la vida por la vida”.

Nila Torres, MMB y Lilliam Miranda, MMB

“LA RELIGIOSIDAD POPULAR CONVOCA, UNE Y LIBERA”

En el marco de la Semana Santa y a través de la religiosidad popular unida a la liturgia, la Iglesia nos convoca a vivir con fe y esperanza el Triduo Pascual de la pasión-muerte-resurrección de Jesucristo.

Este año hemos vivido la experiencia de sentirnos convocadas a vivir una semana profundamente misionera cerca de las comunidades más lejanas de la Parroquia. Venidas de la capital de Guatemala, Villa Nueva, San Martin y Colomba, nos dimos cita en Colomba 9 misioneras, 2 misioneros, 6 religiosas de la congregación del Cenáculo Dominicano y 6 MMB para compartir con las comunidades, organizarnos desde las prioridades de cada lugar con las actividades litúrgicas y vivir como una más en las comunidades donde estuvimos presentes.

La riqueza de la liturgia de estos días santos se ha visto enriquecida por la religiosidad popular que convoca a las personas sin distinción alguna, une a las familias más allá de los credos y libera a quien se deja tocar por la gracia que no busca más que reconciliarnos integralmente.

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Más allá de lo litúrgico, Colomba se viste de fiesta porque las familias están alegres, ya que sus hijas e hijos vienen a pasar unos días en el hogar que los vio crecer. Las calles huelen a pan especial de Semana Santa y son adornadas con arcos de tarro y frutos de la región: piña, melocotón, hojas de pacaya, plátanos, flores, etc. En las capillas se siente impregnado el aroma a corozo y lucen cortinas en colores blanco y morado que le dan mayor realce a las celebraciones de estos días.

En las calles hay mucho movimiento, personas van y vienen para hacer las compras antes del jueves santo. Todo es alegría, fiesta, pero también un tiempo propicio para reconocer que junto a Jesús, también el pueblo en cada persona caminamos hacia el calvario con la esperanza puesta en la Resurrección. Al finalizar el domingo de Resurrección las calles se vuelven a llenar de gente, los visitantes regresan a sus lugares de trabajo, el pueblo queda nuevamente en calma y en el ambiente se respira tranquilidad, pero también un poco de nostalgia combinada con esperanza y agradecimiento por haber vivido este tiempo y sentir que Dios camina con su pueblo.

Nora Angélica Gómez Mares, MMB

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“TOD@S HERMAN@S”

Quiero compartirles que Irma, quien ahora es responsable del Secretariado de Catequesis en Xela, Guatemala, me ha invitado para apoyar en “Los talleres de los Catecismos Todos Hermanos”. Estos Catecismos los ha elaborado nuestra Hermana María Gloria Borobio y están dando muy buen resultado en nuestras parroquias para la educación de la Fe de nuestras/os niñas/os y jóvenes.

Estos talleres se realizan en tres fines de semana, el primero tuvo lugar a finales de febrero ahí en el Centro de Capacitación. Ha habido una buena participación, ya que llegaron 52 personas, venidas de Nicaragua, México y en su mayoría de Guatemala.

Las personas participantes son laicas, algunas Religiosas y un Sacerdote. Esto es muy prometedor, ya que el año pasado no realizamos los talleres porque solo se habían inscrito 4 participantes. Así que este año hemos renovado el ánimo y el entusiasmo en el compartir la riqueza de estos Catecismos, que son tan sencillos y tan profundos. Ellos dan conocimiento de nuestra fe, nos invitan al compromiso y transformación de nuestras vidas. También, estamos dando el enfoque de la Misericordia en estos talleres, así como nos los sugiere nuestro Papa Francisco.

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El grupo se ha integrado poco a poco y el ambiente es de mucho apoyo y comprensión, cuando hemos tocado los aspectos más personales en los ejercicios de “autoestima”, se ha profundizado realmente y escuchado con mucha atención y respeto a quienes han tenido el valor y ánimo de compartirnos sus experiencias.

El Sacerdote viene de Baja Verapaz y él, nos ha compartido su historia, cómo sintió el deseo de servir a las demás personas, apoyar y acompañar a gente que como él ha sufrido. Pido al Señor Jesús, que nos de Sacerdotes de esa talla, que hagan presente su ternura, su amor y su Misericordia entre nuestros pueblos.

María Micaela Reynoso, MMB

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“VIVIR CON ILUSIÓN EL CAMINAR ”

Este año, la comunidad de Cotió en Guatemala, tuvimos la oportunidad de vivir la Semana Santa en Colomba Costa Cuca, Quetzaltenango.

El espíritu misionero se contagia, así que un mes antes, en apoyo a Ileana Vázquez MMB, estuvimos preparando a Paola, Cinthya, Ingrid y Eddy, jóvenes del municipio de Villa Nueva. Ellas/os tenían la inquietud de vivir esta experiencia, así que su disposición dio pie para preparar y vivir con ilusión el caminar hacia la Misión.

En los encuentros se fue compartiendo la experiencia que algunas/os ya habían tenido, esto suscitaba curiosidad y a la vez el deseo de volver a encontrarse con Jesús quien les estaba llamando a darse con entrega y amor, descubriendo otras maneras de salir y encontrarse con Él por medio de otras personas y realidades, como experiencia que marca y enamora, pero que a la vez compromete.

Por otro lado se reflexionaron algunas de las frases inspiradoras de la Madre Margarita que nos marcaba el camino y nos invitaba a vivir la Misión con un corazón humilde, abierto y disponible; capaz de sentir y caminar con las personas de las comunidades que también nos enseñan y nos preparan para reconocer a Jesús en ellas y lo que puede representar esa experiencia en nuestra vida, que es mucho.

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Nos fuimos a Colomba el domingo de Ramos. Al llegar tuvimos una oración de envío junto a las y los demás jóvenes que irían a la Misión y en este momento nos dijeron a qué Comunidad iríamos y con quién, a cada comunidad fuimos dos personas.

El día lunes todos/as fuimos saliendo a las distintas comunidades con la alegría de sentir que ya nos estaban esperando y por otro lado, sentir que íbamos preparada/os para dejarnos sorprender por Jesús en esta nueva experiencia. Algunas/os regresamos el sábado de Gloria a celebrar la Vigilia Pascual al pueblo de Colomba y otras/os jóvenes regresaron el domingo de Resurrección porque vivieron la Vigilia Pascual en las comunidades.

Cada experiencia misionera tuvo su especialidad: momentos, personas, realidades, experiencias de fe profunda, de valorar y de aprender… Esto fue lo que algunas/os jóvenes recogen de la Misión:

“La misión fue servir con espíritu alegre y atender al llamado que nos hace día a día de amar a nuestra hermana y hermano.”

“La Misión fue la pedagogía con la que Dios me llevó a abrir mi corazón y estar atenta a su presencia, a sentir y vivir con la gente sus realidades de dolor y gozo”.

Ana Noemi Chocón Ajcú, MMB

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