“VIDA LLENA DE ESPERANZAS Y AMOR”

“De hilo a hilo se teje la vida,
en el hilo de un segundo nace la vida.
Una vida llena de esperanzas y amor”
(Anónimo)

La vida es un proceso continuo que se entreteje con experiencias diminutas, extensas, amplias, muy significativas y también con las experiencias insignificantes que van sobresaliendo en la convivencia, y desde esta perspectiva es mi compartir equilibrando trabajo y estudio.

Durante estos meses del año he tenido la oportunidad de trabajar en el “Centro de Capacitación para mujeres líderes”, ubicado a las afueras de la Capital de Guatemala en un Municipio vecino. Este Centro es un internado en el que se acoge año con año a niñas y jóvenes-adolescentes mayas entre 12 a 25 años de edad, el Centro está a la disposición de brindarles a las jóvenes de población maya una educación sistemática e integral, especialmente a quienes no han tenido la oportunidad de seguir adelante con sus estudios por falta de recursos económicos y otros factores.

Mi trabajo en el Centro es promover el empoderamiento de la palabra brindando medios que fortalezcan la capacidad para una mejor comunicación. Uno de los objetivos de las capacitaciones es ayudar a que las jóvenes descubran su propia potencialidad para expresar sus pensamientos, sentimientos y deseos asertivamente, tomando en cuenta que la expresión es un derecho que no puede ser negado a nadie y en ello se va impulsando la toma de conciencia de nuestra historia, de la inhibición y represión en lo que vamos sintiendo y pensando.

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Vivimos en una sociedad en la que se nos ha enseñado a callar, guardar silencio y no expresar, ante esto, sumamos la realidad de cada una de las integrantes del Centro ya que cada una viene de distintos municipios, cada una con la lengua maya propia de los distintos grupos étnicos a los que pertenecen. Por esta razón, deseamos que ellas se desenvuelvan para que, una vez que se retiren del Centro puedan aportar sus experiencias a las comunidades o espacios a donde decidan dirigirse. Deseamos especialmente que siendo mujeres emprendedoras recuperen su espacio, su palabra y aporten cambios positivos impulsando su autoestima, ya que cada una va tomando conciencia de sus potenciales y la invitación a creer en ellas mismas, reconociendo sus aportes como algo indispensable en las relaciones interpersonales.

Con esta experiencia hemos ido entretejiendo juntas un petate de capacidades y aprendizajes mutuos haciendo aflorar las cualidades, vivencias que cada una ha recibido de su propia historia, experiencias de temor, de silencio, de voces que nos han ido marcando y callando. Se van entretejiendo nuevas esperanzas, sueños profundos que nos van reflejando cada día las luces que iluminan el camino a seguir, lo que nos ha llevado a descubrir que el deseo más profundo que hay en cada una de las jóvenes es el anhelo de ser lideresas y regresar a sus comunidades a compartir la luz que hay en ellas a otras y otros, especialmente desean ser luz para las niñas que van creciendo en sus comunidades.

Ellas reconocen que el recuperar la “palabra” es un desafío como uno más de los muchos derechos que le corresponden a toda mujer. Seguimos esperanzándonos en el potencial femenino que habita en cada una para seguir creyendo que…
“de hilo en hilo se van tejiendo los caminos del destino, caminos de esa vida que soñamos para cada una de las jóvenes del Centro”.

Ileana Vásquez, MMB

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“UN CORAZÓN DISPUESTO A LA MISIÓN”

Como parte de la etapa de Noviciado en el corte de estudio de medio año, mi compañera Mayra y yo, hicimos una experiencia de Misión en la Libertad, Petén, departamento de Guatemala.

La experiencia fue ¡única! Duramos casi 10 horas para llegar al municipio de la Libertad, un viaje cansado pero disfrutamos muchísimo del paisaje de nuestra bella Guatemala.

Al llegar al lugar los padres Paulinos nos recibieron con mucho cariño y cercanía, al siguiente día partimos a nuestra primera comunidad de destino “Cooperativa Nuevo Amanecer” donde estuvimos disfrutando al máximo por 9 días. Esta comunidad está formada por personas retornadas de México donde se refugiaron durante el tiempo del conflicto armado, tienen 15 años de haber regresado y por lo tanto los/las niñas y abuelas/os son guatemaltecos. Muchos nacieron en México y no se dicen guatemaltecos sino mexicanos, es difícil ver la falta de identidad guatemalteca por todo el tiempo que estuvieron refugiados y con ello adoptaron muchas costumbres de allá.

En medio de ello la comunidad mantiene una fe admirable y deseable. Trabajamos pequeños talleres con mujeres, jóvenes, niñas/os y también con las y los coordinadores de las comisiones comunitarias. Visitamos algunas familias, parte fundamental para mí, pues fue justo en estos momentos donde experimente muy de cerca la realidad, las fuertes enfermedades, la pobreza, el dolor, el sufrimiento y una fe inmensa que me dejaba sin palabras, sintiendo fuertemente el misterio de Dios.

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Después de la experiencia en este lugar salimos hacia la comunidad de “La Bomba”, donde estuvimos 11 días. Es una comunidad grande pero con pocas personas católicas, tal vez unas 20 personas activas con un gran corazón. Esta comunidad está cerca de donde fue la masacre de la “finca los cocos” y nos contaron cómo vivieron esa experiencia tan fuerte. De igual manera trabajamos con mujeres, niñas/os y jóvenes quienes son el grupo mayoritario de la comunidad.

Tuvimos una gran sorpresa, ya que una señora evangélica nos abrió las puertas de su casa para poder quedarnos ahí los 11 días. Siendo una comunidad en la que prevalece esta religión, hay mucha rivalidad entre personas católicas y evangélicas. Esta señora nos enseñó que no hay barreras en cuanto a ser humanas/os, a ser solidarias/os y darnos sin prejuicios.

Hay mucho que decir de esta experiencia de Misión en Petén y lo resumo aprendiendo que, la Misión no es para pretender dar o enseñar, sino tener un corazón dispuesto a recibir, pues conocí más a Dios, la profundidad de la oración y el misterio de la fe de mi gente. Estoy muy agradecida con Dios por enseñarme a tocarlo, a verlo y sentirlo tan cercano y tan humano.

Betcy Chicoj Chet, Novicia MMB

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