“RECONOCIENDO EL QUERER DE DIOS”

“Maestro, ¿Dónde vives?…Vengan y verán”
(Juan 1,38-39)

Una vez más como es nuestro compromiso, hemos realizado nuestra Jornada Vocacional programada para el mes de junio, en la parroquia San Pedro Nolasco, de San José la Comunidad, donde fueron convocados los jóvenes y señoritas dispuestos/as a compartir reflexiones que iluminen el sentido de la vida y sus búsquedas personales, reconociendo el querer de Dios en su propia historia y caminar.

La Jornada Vocacional fue iluminada con el mensaje bíblico de Juan 1,38-39: “Maestro, ¿Dónde vives?…Vengan y verán”, ahondando en las preguntas que a cada persona le van asaltando en el camino, especialmente en su etapa de juventud. Muy conscientes de la necesidad de brindar espacios que orienten e iluminen el sentido de vivir de cada joven, descubriendo el llamado que Dios nos va haciendo a cada persona, dando pistas para ir construyendo sus sueños desde el querer de Dios, desde la libertad personal, sobre todo conscientes que todas y todos hemos sido llamadas/os para vivir plenamente, tal como lo anuncia Jesús.

Se inició con el tema de “Vocación a la Vida”, seguidamente, se presentó un espacio de experiencias y testimonios de personas que desde su opción de vida muy particular van viviendo entregadamente su vida al servicio de la familia, su comunidad y a la iglesia misma. En está ocasión, Ana Noemi, MMB, compartió su experiencia y caminar como Mercedaria, desde el inicio de sus búsquedas, preguntas e inquietudes, hasta hoy día. En seguida Sara Rodas compartió muy libremente su caminar y compromiso como Laica comprometida, luego tuvimos la oportunidad de iluminar con la experiencia de la vida matrimonial, con la participación de Felisa y Hermelindo, dos personas con un compromiso y fe arraigada en Dios que va acompañando su vida y su caminar, abrazando sus momentos de dificultad y regalo, como lo expresaron ambos. En cuanto a la experiencia de vida misionera masculina fue compartida por Domingo Francisco Caño, Misionero Oblato.

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La jornada fue muy enriquecedora para todas y todos los participantes, puesto que se recogió la experiencia con una serie de preguntas lanzadas por las y los jóvenes que participaron durante la jornada. Como siempre agradecemos y honramos el trabajo y disponibilidad de las y los coordinadores de las Comunidades Eclesiales de Base, quienes generosamente nos apoyan en estas jornadas.

Agradecemos a nuestro buen Dios que nos ha permitido una vez más compartir y promover la vida toda como vocación y que, a través de la persona de Jesús, estamos todos y todas llamadas a vivirnos según el sueño de Dios, nos lleva a constatar y afirmar la elección tierna, libre y amorosa que Dios ha hecho en cada persona desde el vientre de nuestra madre.

Agradecemos a la juventud que supo responder en la actividad y fueron quienes dinamizaron el compartir con su participación. A nosotras las hermanas Mercedarias de la comunidad de Cotió en Guatemala, hemos podido trabajar en equipo uniendo los esfuerzos y energías para hacer posible esta actividad esperada y planificada con gusto y esperanza. Concluimos agradeciendo la novedad de Dios que se presenta en lo sencillo, en lo suave de la vida misma, quien apuesta por la felicidad y realización de sus hijas e hijos sin ninguna distinción.

Ileana Vásquez Chacaj

“CRECER EN EL SERVICIO Y LA ENTREGA MUTUA”

Soy Ana Noemi y quiero compartir que he tenido la gran oportunidad de hacer por un mes un voluntariado, en el Hospital Materno Infantil Juan Pablo II, que se encuentra en la colonia El Rosario, Mixco en Guatemala.

Desde el momento en que me acerque al hospital para solicitar un servicio voluntario, no dudaron en recibirme, y a partir de ese momento, forme parte del equipo de trabajadoras y trabajadores del hospital. Desde el inicio me brindaron la confianza y la oportunidad de poder aprender, capacitándome en la labor y que el servicio y la entrega fuera mutua. Me sentí con total disponibilidad a realizar cualquier trabajo que me propusieran, le decía a Dios que fuera el trabajo que fuera, lo deseaba hacer con calidad, con entrega, ofreciendo lo mejor de mí.

Este voluntariado lo hice en el “Departamento de Archivo” donde se necesita de la rapidez, la habilidad y la memoria, porque es donde se registran los expedientes de cada paciente. Todo el día muchos de los expedientes entran y salen del departamento ya que mucha de nuestra gente busca y necesita ser atendida para sanarse. Así que es un trabajo de hormiga que no para.

Me sentí muy a gusto, contenta, sobretodo porque hubo grandes mujeres que me acompañaron, me enseñaron con paciencia y esmero cada detalle para poder realizar con responsabilidad y atención el trabajo que me asignaron… especialmente agradecida con Herminia y Valeria. También agradezco la confianza y la credibilidad que pusieron en mí y así, poder acompañarles por un mes en esta tarea que realizan día a día.

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Algo que me gustó y me motivo mucho, lo cual es de agradecer y celebrar, es que en el hospital, todo trabajo y cada persona de cada departamento tiene su valor y su grano de arena para que cada paciente salga del hospital fortalecida físicamente y espiritualmente. Todo departamento ya sea Recursos Humanos, Administración, Archivo, Cafetería y otros, aunque no tenga contacto con la/el paciente son parte de su proceso de rehabilitación y así lo hace sentir este organización.

Por otro lado, el contacto con el hospital me ayudó a percibir cuánta necesidad tiene nuestra gente y que la salud es sumamente importante en nuestra vida y, cuando falta, no solo sufre el/la paciente, sino que sufre toda su familia con ella. Me encontraba con familias dolidas, angustiadas, tristes porque sus hijas e hijos se encontraban hospitalizados. Fue muy significativa esta experiencia para mí, porque el dolor se sentaba a mi lado con la necesidad de saber ser acompañado y escuchado. Por medio de ello, conocí a muchas personas junto con sus realidades y en ellas Dios se me hacía tan presente de manera vulnerable, pero también, lleno de energía porque se hacía presente en cada mujer y hombre que con su profesión respondían a esta necesitad tan vital en nuestra vida.

Gracias al Hospital Materno Infantil por abrirme las puertas y vivir el valor de la entrega sin reserva, de la lucha cotidiana y la sensibilidad por las personas más necesitadas.

Ana Noemi Chocón Ajcú, MMB

“RENACER EN MÍ”

Quiero dar gracias al Señor por mi vocación misionera… “Quisiera clarificar y estampar en todos los pueblos, en todas las razas y hasta en los confines del mundo la imagen de Cristo Redentor oscurecida en la cruz” (M. Margarita), a la Comisión Central, por haberme regalado este tiempo para el año sabático, al Área de África de haberlo permitido y al Área de México-Centroamérica por recibirme.

Llegué en octubre de 2015 a Guatemala y he estado en la Misión de Colomba, en Quetzaltenando donde he participado en las actividades apostólicas con las hermanas; desde esta pequeña experiencia de compartir la Vida-Misión con las hermanas, he visto, he vivido el amor y entrega de ellas al pueblo colombino. Hermanas, (Nila, Mica, Lilian y Nora) muchas gracias por su testimonio de vida, de cercanía y de amor al pueblo, vida entregada.

La vida de este pueblo es una lucha en todos los sentidos, pero lo que me ha impactado es que desde su pobreza y sencillez, es un pueblo muy acogedor, muy cariñoso, muy solidario y muy confiado en Dios en su manera de expresar su fe, es algo que se siente y que se palpa…“para poder y escuchar aprender de otra persona hay que saber callarse”.

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Durante este año de renovación tengo dos momentos fuertes. Los 4 primeros meses en la comunidad, 4 meses en CEFAS (Centro de Ejercicios Espirituales de Formación Apostólica y Social) y un mes otra vez en la comunidad de Colomba. Son 9 meses que yo leo como el tiempo completo de un embarazo, tiempo suficiente para la gestación de un bebe en el vientre de su mamá, con esto quiero decir que así me siento renacida, siento que ha sido una experiencia recreadora, regenerativa “es un renacer en mí”. En el momento en que sentí que ya no tenía nada ni nadie, es el momento que me di cuenta de la presencia permanente de Dios manifestada en las hermanas, presencia que me sostiene y acompaña, lo que llamo yo providencia; Él nos regala lo que necesitamos en el momento oportuno.

Los continentes Africano y Latino-Americano están muy lejos uno de otro geográficamente, pero muy cercanos culturalmente. Viviendo este tiempo en esta tierra, siento que son dos continentes gemelos que no se conocen y tienen la necesidad de descubrirse mutuamente, son dos pulmones en la evangelización, en la lucha por la dignidad de la persona humana, la justicia social, ecología, armonía entre el ser humano, la creación y la naturaleza.

Una y otra vez, muchas gracias a todas las personas con quien he compartido, y que han sido luz de la aurora mostrando el camino.

Elise Ngombe, MMB