SERVICIO SOCIAL GUADALAJARA

Mi nombre es Romina Zanella Pérez y soy alumna del Vera y más que alumna soy Vera de corazón. Quiero compartirles mis experiencias más cercanas que he tenido, con relación al Carisma Mercedario.

Cuando decidí entrar al Grummer en secundaria por mi propia decisión y gusto, yo sabía que mejor decisión no iba a poder tomar, ya que, aunque fuera los viernes por las tardes, yo sabía y tenía muy claro que deseaba ir a entregarme con todo mi corazón a esas hermosas personas. La verdad puedo decir que no cambiaría por nada del mundo esa experiencia, que me hizo aferrarme al Carisma y al Vera de una manera muy bonita y cercana. Grummer me hizo ser más agradecida, sencilla, servicial y me despertó ese don de servicio y ayuda a los demás que llevamos dentro cada una de nosotras, simplemente me abrí con amor y traté de imitar desde el fondo del corazón a la Virgen de la Merced y a tantas personas como Pedro Nolasco, la Madre Margarita y muchas Madres y personas únicas que forman parte de esta gran familia.

Cuando llegué a la preparatoria nos presentaron al servicio social, solamente que ahora sí sería obligatorio. Yo decidí entrar a la escuela 1049, es una escuela donde van niños de primaria de escasos recursos y condiciones de vida muy lamentables y tristes. Quise entrar ahí porque sentí que algo me llamaba a estar ahí, en lo personal yo voy con mucho gusto, entusiasmo y ganas de darles un pedacito de mí, a aquellas personas que necesitan amor, comprensión, escucha y ayuda, aunque sé que al final ellos me van a terminar enseñando a mí más de lo que yo les voy a poder enseñar a ellos. Algo que me ayudó mucho a estar más enfocada y a impregnarme más en el servicio social, fue una misa que nos prepararon a las alumnas de preparatoria para dar inicio al servicio social, donde nos dieron una simbólica cruz, en señal a la hermosa labor que estamos haciendo.

Estoy dispuesta a abrir mi corazón con amor y disposición a ayudar a los que lo necesiten y a que el Vera deje una huella muy profunda en mí corazón. Y como decía la Madre Margarita: “Que no se nos pase la vida sin hacer algo grande por Jesús”.

-Romina Zanella Pérez

img-colegio_01

“RECORDAR ES VOLVER A VIVIR”
EX ALUMNAS GUADALAJARA.

Hemos tenido la oportunidad de recibir a distintas generaciones de ex alumnas a lo largo de los últimos meses, la alegría y el cariño ha predominado en estos reencuentros. El caminar por el Colegio, por los pasillosque las vieron crecer y convertirse en mujeres, voltear hacia atrás y recordar aquellos tiempos, aquellas clases de matemáticas, a las compañeras, maestros y a las Mercedarias que las acompañaron, han dejado un lindo recuerdo que ha quedado como una huella, grabada en el corazón. Recordar es volver a vivir y es un día de muchas emociones.

Se voltea la mirada y se dan cuenta de cuanto tiempo ha pasado seis, diez, veinte, treinta años de haber terminado el ciclo en el Colegio, de haber concluido la Secundaria o la Preparatoria, cómo pasaron aquí esos 15 años, desde el kinder hasta la Preparatoria, compartiendo la vida con las compañeras.

Los reencuentros organizados por las ex alumnas mismas, nos dan la oportunidad de saber más de la vida de las compañeras con quienes convivieron diariamente durante los años de Colegio. Hay ocasiones que nunca se volvieron a ver, otras se toparon en la calle y otras formaron una verdadera amistad que por años ha continuado.

momento de compartir la vida, de agradecer por tanto que se les ha dado, es tiempo de volver al pasado y contar anécdotas, de sonreír, de bailar, es un espacio que con cariño se vive y se aprecia.

Iniciando con una Eucaristía de acción de gracias, volvieron a la Capilla y han puesto en manos de Dios la vida, se han consagrado a la Virgen de la Merced y han cantado juntas el himno del Colegio. Ha sido un momento que las hace sonreír y recordar aquellos días con el uniforme.

Uno de los primeros actos que tuvimos, fue una actividad que hicieron memorable éste encuentro, donde la generación 2005-2006 desenterraron su “cápsula del tiempo”, encontrando viejos recuerdos, no importando las condiciones en que estaban. Lo importante era poder compartir ese espacio entre las que estuvieron presente ese día.

Es tiempo de atesorar el reencuentro y continuar el camino, agradecidas de tantos momentos compartidos. Se despiden con una sonrisa en sus rostros, con la esperanza de algún día volverse a encontrar.

img-colegio_01